Es común y natural pensar, o por lo menos eso nos han enseñado a lo largo de la historia, que la única forma de resolver los conflictos entre las personas es por la vía de la fuerza —yo gano y tu pierdes—, cuando siempre es posible buscar métodos alternativos de resolución de conflictos sin llegar al uso de la violencia o inclusive a los tribunales.

Existen en general tres momentos que sirven para transitar a buen puerto en la posible resolución de un conflicto: 1) descubrir la perspectiva positiva del conflicto, que no es otra cosa más que transformar el conflicto en la oportunidad de un acuerdo en justicia para las partes; 2) aprender a analizar los conflictos y a descubrir los elementos que componen su complejidad, este análisis que dicho sea de paso, se constituye en útil herramienta que debería de inculcarse en la casa, aprenderse y aplicarse en los primeros años de la escuela para que tanto padres, hijos y maestros cuenten con bases para el diálogo y búsqueda de alternativas de solución; y 3) encontrar soluciones que signifiquen conformidad para las partes sin llegar a destruir a ninguna de ellas y lo más importante que las relaciones se mantengan al final del conflicto.

Existen distintas actitudes ante el conflicto por parte de los actores involucrados, en donde se pueden tomar diversas posturas: puede ser la actitud para “competir” dando como resultado que siempre alguien gana y alguien pierde no importando si la relación se mantiene al final; otra es la de “acomodación” donde para no entrar en confrontación con la otra parte cedemos y no exigimos nuestro derecho a ser parte de la solución; existe también la actitud “evasiva” del conflicto que busca que nadie gane y todos pierdan y por último la “cooperativa” que significa ganar-ganar para las partes.

Un punto toral para llevar a buen puerto la resolución de conflictos es tener el conocimiento teórico y las herramientas para separar de forma clara y precisa a las personas de los problemas, para así poder alejar los elementos subjetivos que dificultan la solución.

Ello, aunado a un buen proceso que facilite el diálogo se logrará llevar a las partes a la mejor resolución de su problemática.

Cada día es más común ver sobre todo en la iniciativa privada que los procesos de mediación y arbitraje son un instrumento útil de resolver conflictos entre las partes; ciudadanos que buscan evitar el acceso a la justicia por vía de los tribunales que en ocasiones son mas tardados y garantizan solo el resultado positivo para una de las partes (recordemos: ganar o perder) y casi siempre esta sentencia trae como resultado que los involucrados se desvinculen de manera permanente. En México existe mecanismos alternativos de solución de conflictos también llamados de Autocomposición en donde son las propias partes las que resuelven el conflicto ayudándose de un experto que solo dirige los esfuerzos de diálogo entre las partes y por otra parte existe los llamados de Heterocomposición en donde hay tercero que resuelve.

Los centros de mediación, tanto públicos como privados, son alternativas de resolución de conflictos que los ciudadanos ven como una novedosa forma de arreglar sus problemas cotidianos.

Director general de ArtMol Consultores y Servicios

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