Araceli Ardón

El corazón helado

Almudena Grandes enfrentó con resiliencia una enfermedad dolorosa que segó su vida en noviembre del 2021. Escribió hasta el fin de sus días

Tengo que confesar a ustedes la enorme admiración que siento por Almudena Grandes, nacida en Madrid en 1960. Fue una autora reconocida por su audacia al describir algunas de las realidades contemporáneas más cruentas y a la vez más sublimes. La suya es una de las más atrevidas voces de la literatura española de los últimos años. Lo que vive un país se refleja en el mundo y, por tanto, su obra es universal.

Si me permiten, iré compartiendo las novelas más significativas para mí, surgidas de su pluma.

El título de esta obra viene de un poema de Antonio Machado: “Ya hay un español que quiere / vivir y a vivir empieza, / entre una España que muere / y otra España que bosteza. // Españolito que vienes / al mundo, te guarde Dios. / Una de las dos Españas / ha de helarte el corazón”.

Almudena confesó de muchas maneras su apego a la obra de don Benito Pérez Galdós, autor de una serie que tituló Episodios Nacionales. Como un homenaje a Galdós, Grandes creó la serie Episodios de una Guerra Interminable, a la que pertenece esta novela.

El corazón helado narra la historia más reciente de España, siguiendo los pasos de dos protagonistas que son miembros de familias arquetípicas: una de ellas tuvo que exiliarse en Francia, a raíz de la Guerra Civil; la otra se quedó en la península. Sin embargo, los hilos de las historias familiares se entretejen dibujando un tapiz con los oscuros colores del duelo, la traición, la huida, la pérdida y la impotencia de ver a la nación de origen sumida en la dictadura franquista.

La trama comienza en febrero de 2005, en el entierro de Julio Carrión, poderoso hombre de negocios. Su hijo Álvaro descubre entre los asistentes a una joven mujer cuya belleza le atrae en forma contundente. Ella es Raquel Fernández Perea y su historia íntima se desvela a lo largo de varios capítulos que la van despojando de capas que la cubren, en parte creadas por ella misma, que inventa un amorío como subterfugio de una venganza que ha tomado décadas en forjarse. Este proceso continúa hasta dejarla al descubierto como un ser humano fascinante.

Los temas que toca el argumento son frecuentes en la narrativa de Grandes: el amor, la traición, la verdad que se enfrenta a la mentira, la fuerza del espíritu, la honestidad como un baluarte moral.

Álvaro se presenta de esta forma: “Yo era un hombre corriente, razonable, incluso vulgar, sin otra extravagancia que una aversión morbosa a los entierros, y mi vida una apacible llanura de tierras cultivadas que no solía exigir excesos de mis ojos, ni de mi conciencia. Es una historia muy larga, muy antigua, y para vivir aquí, hay cosas que es mejor no saber, incluso no entender. También podía no hacer nada. Siempre se puede no hacer nada, aprender a vivir sin preguntas, sin respuestas, sin furia y sin piedad”. Sin embargo, a partir del momento en que conoció a Raquel, tuvo que enfrentarse al pasado de su padre y al de su abuela paterna. Esa evidencia lo puso frente a la terrible disyuntiva de aceptarlos, con su grandeza y también con su miseria.

Almudena Grandes enfrentó con resiliencia una enfermedad dolorosa que segó su vida en noviembre del 2021. Escribió hasta el fin de sus días.

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