Hambre: la insoportable sensación de vacío en el cuerpo y de ansiedad en la mente. Miedo: a los delincuentes del barrio, a los grupos del crimen organizado. Angustia: haber perdido los ahorros, tener que cerrar el negocio. Sueños: graduarse de maestría, realizar una investigación, obtener un doctorado. Fortuna: capturar al vuelo la oportunidad que se presentó, para un nuevo empleo al otro lado del mundo.

Por razones que cada quien conoce, cada día miles de personas emprenden un viaje que cambiará sus vidas. Atrás dejan a sus hijos, sus parejas, los amigos de la niñez, el jardín de su calle con columpios de colores. Tendrán que cambiar sus costumbres. Con determinación, aceptan que por un tiempo no irán a su iglesia ni al café donde terminaban el día. Se olvidarán de jugar futbol con su equipo y de ver con los compadres los partidos en la televisión.

Según el Reporte Mundial de Migración, emitido por la Organización de las Naciones Unidas, más de 281 millones de migrantes internacionales están en camino, buscando trabajo, seguridad y una nueva tierra para hundir sus raíces.

Según informes del Banco Mundial, los 10 países que recibieron más remesas en 2020 son India, China, México, Filipinas, Egipto, Pakistán, Francia, Bangladesh, Alemania y Nigeria. Estas cifras nos ayudan a comprender un fenómeno mundial. Los números son fríos, objetivos y claros: indican cómo se mueve el dinero, quiénes han salido de su casa, de qué nacionalidad son las personas que trabajan en condiciones desiguales.

Querétaro, donde vivo, es el paso de centroamericanos que atraviesan México para llegar a la frontera norte. Algunos se quedan aquí por un tiempo. Piden ayuda en las esquinas. La mayoría no busca trabajo estable: quieren seguir su travesía. Los primeros americanos, huyendo de las heladas estepas, atravesaron el estrecho de Bering sin saber qué les esperaba. Como las mariposas monarca, los migrantes que iniciaron la travesía fueron muriendo y dejando sus huellas. Miles de años después, tierras abajo, sus descendientes fundaron pueblos y aprendieron a sembrar maíz.

La Copa Mundial de Futbol celebrada en 2022 nos mostró la dura realidad que enfrentaron los constructores que levantaron las instalaciones en Qatar. Ese pequeño país tiene un total de 2 millones 650 mil habitantes. El 94% de la población económicamente activa está formada de inmigrantes, la mayoría varones que trabajan soportando el intenso calor.

En Estados Unidos tiene lugar una de las grandes crisis humanitarias: la falta de vivienda. En el año 2023, más de medio millón de personas vive en la calle, sobre todo en California, un estado rico en recursos, que atrae a mentes brillantes dedicadas a la investigación y la tecnología del futuro. Hay otros para quienes esa abundancia resulta un espejismo, y terminan colocando tiendas de campaña en parques públicos, o duermen en un rincón de la playa.

Familias enteras viven en sus coches. Durante el día, los hijos van a la escuela y los padres a sus trabajos: lavan platos, pizcan fresas, cosechan hortalizas. Por la noche, la madre crea un colchón con la ropa de los pequeños y les lee un cuento. El padre maneja buscando un lugar seguro. Una rendija de luz se cuela al interior de la cajuela, convertida en cama para los niños.

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