Hola, muy buen lunes a todos. Hoy les quiero compartir lo maravillada que estoy con todo lo que he podido descubrir en esta cuarentena, no sólo en mí y conmigo, sino con amigos, pacientes y clientes del Centro y’u®, ️me refiero al poder que tiene nuestro cuerpo, mente y emociones, cuando trabajan de manera conjunta y consciente, para insertar un nuevo programa y que de esta manera nuestro cuerpo empiece a hacer un repatronamiento por tener un estímulo nuevo (lo cual adora nuestro cerebro), además de disfrutar más la vida.
Desde la antigüedad sabemos de los beneficios del trabajo mente-cuerpo-emociones como es el caso de y’u®️; sin embargo, gracias a las ciencias, nuevas tecnologías y perfeccionamiento en distintas técnicas de ejercicio, se ha podido comprobar que nosotros mismos nos podemos cambiar mediante una mejor y mayor organización y comunicación en mejorar la comunicación de entre todos nuestros sistemas y los de afuera unificándolo todo, en su vida diaria y en convertirlos en hábitos, fortalecernos e incluso sanarnos.
A decir del Dr. Joe Dispenza, en su seminario “Reconectar”, el neurólogo explica que no estamos preprogramados para vivir de X o Y manera, sino que nuestro estilo de vida, llámese manera de alimentarnos, activación física, y propensión a ciertas enfermedades, tienen que ver con nuestros usos y costumbres, mismos que nos afectan en distintas proporciones tanto en nuestro cuerpo como en nuestra mente y viceversa.
Esto quiere decir que nosotros podemos cambiar tanto a nuestra mente como a nuestro cuerpo, en y’u® ️les enseñamos cómo hacerlo como una unidad de muchas unidades que se concierten en una sola pieza, con sus puntos de aislamiento; les explico cómo: imaginen que nuestra mente y nuestro cuerpo son uno, la mente se encarga del conocimiento y el cuerpo de las experiencias y estos se afectan simultáneamente, mas no siempre de manera consciente y asimilada.
A muchos de nosotros nos enseñaron que para obtener un beneficio físico era normal sentir dolor, e incluso era como un estimulante: “No pain, no gain” (si no hay dolor, no hay ganancia); pero ¿qué pasa cuando somos conscientes del esfuerzo físico y entendemos lo que están haciendo nuestros músculos, huesos mientras nos activamos con una respiración fluida? Nuestra mente entiende, y el cuerpo registra en su memoria lo que es efectivo y automáticamente se aleja del dolor, y si no lo hace por enseñanzas y programas que han estado administrando por generaciones, intenten a partir de ahora pensar que el dolor es un sistema de alarma y hay que abrir la antena para saber que cuando hay dolor modifico o freno e intentamos asumirlo o hacerlo hasta donde sea satisfactoria, porque tanto la mente como el cuerpo saben que el dolor significa atrofia en mayor o menor grado.
Otro ejemplo de cómo comenzar a programar con distintos estímulos es el siguiente: cuando aprendemos algo, ese nuevo conocimiento se conecta a todo lo que hemos aprendido, como si fuera una telaraña donde todo está entreverado; tal vez no utilicemos toda nuestra telaraña siempre y de manera integral, pueden haber nudos olvidados, hilos sin uso desde hace mucho, sin embargo ante una nueva experiencia se pueden reactivar y redireccionar, es decir, hacer collage de todos nuestros programas que ya estaban en automático y ahora están generando una nueva forma de hacerlo, ya sea con la experiencia del cuerpo o el conocimiento de la mente; el secreto ahora radica en que cada vez que experimenten algo nuevo físicamente, se lo expliquen a su cerebro para que éste lo registre bajo entendimiento; cuando aprendan algo nuevo vía conocimiento traten en medida de lo posible que su cuerpo lo entienda, tan sencillo como esto: si alguien les explica las bondades del agua de chía, prueben el agua de chía mientras piensan en lo aprendido intelectualmente llevándolo al campo de la experiencia.
Aquí les va una propuesta para cambiar y ser más funcionales y felices: la gran mayoría de nosotros estamos acostumbrados a que cuando sentimos angustia o depresión, nos quedarnos inmóviles (clásico es que nos acostamos), concentrados en el malestar y lo que nos lo provoca; pues bien, la próxima vez que sientan angustia entren en acción, coloquen su mano a la altura del corazón y acaricien su pecho en círculos, respiren de manera relajada y fluida concentrados en todo momento en lo placentera que es la caricia, asocien ese bienestar físico con algún recuerdo lindo o algo que les agrade.
¿Qué va a pasar? Su mente se va a sacar de onda literalmente, la angustia va disminuir y desaparecerá a partir de repeticiones, porque tanto la mente como el cuerpo no están siguiendo las costumbres y hábitos pasados. Si ustedes ejecutan esta acción cada vez que tienen un padecimiento que los hace sentirse incómodos emocionalmente, en lugar de hacer lo que normalmente harías prueba hacer algo que te de bienestar que te contenga, y si no sabes cómo ve a nuestro canal de YouTube método y’u®️ o inscríbete a nuestro reto en el que durante 21 días te enseñamos cómo unificar y expresar (sólo llama al 4427475943 o al 4422580597).
O inscríbanse en www.metodoyu.mx/registro o bien, juntos trabajaremos para que sea más fructífera y sana la experiencia de vivir alejados del dolor. Este reto es gratuito, queremos que tus unidades se unan a las de todos y formemos una mejor sociedad llena de bienestar.
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