Vaya que ha sido una semana difícil y llena de controversia para el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Primero la decisión de restituir en la candidatura presidencial independiente a Jaime Rodríguez, El Bronco, quien ante los ojos de todos consiguió sus firmas de respaldo mediante una serie de irregularidades que no fueron suficientes para que el tribunal refrendara la decisión del INE de dejarlo fuera de la contienda.

Apenas pocos días después este mismo colegiado determinaría que la PGR hizo mal uso de recursos públicos interviniendo indebidamente en la elección, afectando la equidad de la contienda. De esta manera el TEPJF se convirtió en un actor determinante de lo que pase el 1 de julio de 2018: primero porque por su decisión habrá 5 y no 4 candidatos a la Presidencia, mientras que el fallo contra la PGR podría ser incluso causal de anulación de las elecciones.

Para muchos fue una bomba política totalmente inesperada la resolución del TEPJF a favor de El Bronco, que, desprestigiado políticamente, acudía a esa instancia como su última opción para ser candidato presidencial. La crítica unánime no se dejó esperar contra un órgano jurisdiccional que requería consolidar su credibilidad previo a las elecciones más complejas y concurridas de la historia moderna de México. La sensación que se deja es que, para variar, él que la hace no la paga en México, ya se trate de delitos del fuero común, federales o electorales, mientras que se deja un tufo de falta de autonomía en este tribunal, que será el que tenga la última instancia en determinar al ganador de la elección en puerta, o, por qué no, la instancia que pueda tener en sus manos la decisión de anular una elección presidencial, por extremo que parezca.

Justo en medio de la tormenta de críticas ante el espaldarazo a El Bronco, la sala especializada del TEPJF falló a favor de Ricardo Anaya, decidiendo que la PGR vulneró la equidad de la contienda y que había puesto en riesgo la privacidad del candidato panista, quien se mantiene como número dos en las encuestas. Para algunos pudo haber sido incluso una manera de tratar de recuperar algo de credibilidad por parte del Tribunal, ya que al fallar en contra de la PGR querría dar una imagen de neutralidad y deslinde del PRI/gobierno, a quien pareciera favorecer la inclusión del gobernador con licencia de Nuevo León en la boleta.

El segundo fallo del Tribunal en contra de la Procuraduría no es un tema menor, ya que no es sólo una victoria judicial o mediática para Anaya, que pudiera representarle un repunte en las preferencias, sino que es un precedente que podría ser usado, en su momento, como una causal de anulación de la contienda presidencial, si en su momento se solicita por parte de quien tuviera el derecho para hacerlo.

Hay un precedente reciente en la contienda a gobernador de Colima en 2015, donde acciones de la Procuraduría de Justicia del Estado, y en particular del entonces secretario de Desarrollo Social, fueron causa suficiente para la anulación de aquella elección estatal que tendría después una segunda edición, aunque el resultado no varió al final de cuentas.

Por lo que toca a la filtración por parte de funcionarios de la PGR del video de una visita de Ricardo Anaya y su correligionario, el prestigiado abogado Diego Fernández de Cevallos, a las instalaciones de la Procuraduría, esta no sólo fue polémica por su contenido, sino por el uso de recursos públicos para exhibir el hecho, al parecer tratando de ser factor para afectar la imagen del panista, al menos así lo consideró el tribunal electoral.

Ahora bastaría probar, en su caso, que esta situación fue determinante para frenar el crecimiento en las preferencias de Ricardo Anaya como candidato del Frente por México y que la diferencia fuera corta con respecto a Andrés Manuel López Obrador, en caso de ganar este último la elección, para que se pudiera presentar la posibilidad de anular la elección presidencial, fallo que también correspondería al propio TEPJF. No cabe duda que los magistrados electorales están siendo factor y al final podría estar en sus manos la elección o la anulación de la misma, soltando quizá a este tigre del que ha hablado el candidato de Morena, que podría no estar conforme con una decisión de esa magnitud y trascendencia, a la cual parece hoy habérsele dado un primer viso de probabilidad jurídica.

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