Cada vez es más evidente la política proteccionista del gobierno norteamericano, el que quiere, rápido y por decreto, detonar un nuevo proceso de industrialización en Estados Unidos. A Trump le urge, por un lado, recaudar fondos para su gobierno con el fin de intentar disminuir su enorme deuda de 36 billones de dólares (equivalente a 720 billones de pesos) y por el otro, intentar que muchas empresas trasladen sus centros de producción a Estados Unidos, algo que no es ni sencillo ni inmediato.
Hay que recordar que los presidentes norteamericanos duran cuatro años en el cargo. Trump dejará la presidencia en enero de 2029. No es factible que en menos de cuatro años la inmensa mayoría de las empresas trasladen su producción a Estados Unidos. No se trata sólo de tiempo sino también de logística, de cadenas de aprovisionamiento, de recursos humanos y del costo de materiales y de mano de obra.
En este contexto, el pasado 31 de julio el gobierno de Trump dio a conocer una nueva lista de aranceles ajustados a 94 países, modificando su lista previa del 2 de abril, en la que se amenazó con aranceles a 210 países.
En esta ocasión, los aranceles más altos, alrededor del 40 por ciento, se aplicarán a países como Siria, Laos, Myanmar y Suiza, del 35 por ciento a Irak y Serbia, del 30 por ciento a Argelia, Bosnia, Libia y Sudáfrica, del 25 por ciento a la India, Túnez, Brunéi, Kazajistán y Moldavia. De ahí para abajo la lista va del 20 al 10 por ciento.
Una vez más queda demostrado que el gobierno de Trump no hace ninguna diferencia entre países aliados y no aliados, pues penaliza con aranceles a muchos de sus principales aliados, como lo son los 27 países de la Unión Europea (aranceles del 15 por ciento, además de que la UE se compromete comprarle a los Estados Unidos 750 mil millones de dólares en energía y a invertir 600 mil millones de dólares adicionales en Estados Unidos).
Estados Unidos le aplicará aranceles del 20 por ciento a uno de sus principales aliados, Taiwán. 15 por ciento a otros importantes aliados como Japón, Corea del Sur, Nueva Zelanda y Noruega y 10 por ciento al Reino Unido.
En el colmo arancelario, Estados Unidos aplicará aranceles del 10 por ciento a países con los que tiene superávit o como en el caso de Brasil un 50 por ciento con la excusa increíble de que Brasil constituye una “amenaza para la economía y la libertad de expresión en Estados Unidos”.
Por el momento, y gracias al trabajo del gobierno de la Dra. Claudia Sheinbaum, nuestro país no apareció en la última lista. Se tendrán aún negociaciones durante los próximos 90 días, por lo que podremos saber qué pasará con México, en el tema arancelario, alrededor del 1 de noviembre.
anbapu05@yahoo.com.mx