En la reciente campaña presidencial, más que elegir entre dos candidatas y un candidato a la presidencia de la república, se trataba de elegir entre dos proyectos de nación claramente diferenciados y toda la campaña se jugó sobre esa dicotomía: avanzar en la consolidación de la 4T o restaurar el neoliberalismo del PRIAN.

Durante toda la campaña, Morena y aliados siempre fueron muy claros con el electorado. Se pidió el voto para la Dra. Claudia Sheinbaum, pero también para concretar el “Plan C”, que consistía en obtener la mayoría calificada en ambas cámaras, por lo que nadie se puede decir engañado o sorprendido.

El 2 de junio se sometieron a las urnas ambos proyectos de gobierno y la gran mayoría de los electores decidimos: no sólo el voto a la Dra. Sheinbaum (la que ganó con un aplastante 60 por ciento) sino también darle a Morena y aliados la mayoría calificada en la cámara de diputados y casi mayoría calificada en la Cámara de Senadores.

La derecha hizo campaña, todo el tiempo, en contra del Plan C. Pidió al electorado no votar por las y los candidatos a diputados y senadores de la coalición “Seguiremos haciendo historia”. Se inventaron la falacia de los “necesarios contrapesos”. La derecha pidió al electorado que no le dieran a Morena y aliados mayoría calificada en ninguna de las cámaras y, es más, que ni siquiera le dieran la mayoría simple en ninguna de las cámaras. Ellos querían la mayoría de las cámaras para hacer “contrapeso” a la próxima presidenta de la república, para obstaculizar la aprobación del presupuesto, para obstaculizar la aprobación de leyes en favor de la mayoría de la población, para que no se revirtieran los cambios constitucionales que hicieron los neoliberales durante 36 años. Pero fracasaron estrepitosamente. La gran mayoría del electorado les dijo no a sus “contrapesos”. Menos del 28 por ciento de los electores les hizo caso.

Ambas campañas fueron transparentes ante la ciudadanía, Plan C o “contrapesos” y los electores ya decidimos, por lo que es absurdo que la derecha siga hablando de los famosos “contrapesos” cuando el electorado ya les dijo que por ahí no. Es ya necedad y espíritu antidemocrático.

Insisten en falacias como la de que “64 millones de personas no votaron por Sheinbaum”. Si a esas vamos les decimos que entonces 84 millones no votamos por la restauración del PRIAN. En todo caso es mucho más probable que los que se abstuvieron lo hicieran por estar de acuerdo con la 4T.

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