El pasado 3 de mayo, en la conferencia mañanera del presidente de la república, nos enteramos de nuevos detalles con respecto a la pensión millonaria que desde hace 20 años había venido cobrando en Pemex, María Amparo Casar, flamante presidenta de una organización de la supuesta “sociedad civil”, llamada “Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad”, fundada por el nini (ni trabaja, ni es empresario) Claudio X. González.

Pues bien, lo que se dio a conocer el 3 de mayo es que Casar había venido cobrando de Pemex una pensión, por viudez, de 125 mil pesos mensuales, durante los últimos 20 años, además de haber cobrado, de manera indebida, un seguro de vida por 17 millones de pesos. Sólo el cobro de la pensión mensual más el seguro de vida amontan más de 48 millones de pesos, pues además de esto Casar había venido cobrando otras prestaciones.

Lo que ha hecho Casar es un evidente acto continuado de corrupción, dado que su marido se quitó la vida, de acuerdo con el dictamen que en su momento elaboró la fiscalía de la delegación Miguel Hidalgo, de la CDMX y que concluyó el 14 de febrero de 2005 con la conclusión de que el finado “se quitó voluntariamente la vida”.

Bajo estas condiciones y de acuerdo con la normatividad de Pemex en caso de suicidio no procede ni el pago de una pensión vitalicia ni el pago de seguro de vida.

Por si fuera poco, cuando la revista Proceso dio a conocer la noticia del fallecimiento, el mismo 7 de octubre de 2004, se refiere al occiso como “exmarido” de Casar, es decir, probablemente ya ni estaban casados o estaban separados en el momento del fallecimiento.

Sin embargo, según lo dicho en la mañanera del 3 de mayo, Casar acudió junto con el escritor Héctor Aguilar Camín a la Procuraduría de la CDMX para pedirle al en ese entonces procurador que se cambiara el dictamen del fallecimiento para que apareciera como “accidente” y no como suicidio. Petición que, lógicamente, fue denegada por el procurador. Sin embargo, de manera extraña y expedita, funcionarios de Pemex otorgaron la pensión vitalicia de lujo a Casar sin esperar siquiera el dictamen de la fiscalía y una vez que salió el dictamen le siguieron pagando a Casar, de manera indebida.

Hoy Casar se hace la víctima, pero ni modo que no supiera de qué había muerto su marido. Nadie puede creer eso. Fue un acto de corrupción consciente en toda regla, algo contradictorio para alguien que dice estar en contra de la corrupción.

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