Ángel Balderas

La necesaria reforma del Infonavit

El pasado 18 de diciembre, el director general del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit), Octavio Romero Oropeza, dio a conocer, en la conferencia diaria de la presidenta de la república, toda una serie de tramas de corrupción al interior del Instituto.

Dentro de los casos que se dieron a conocer el 18 de diciembre podemos señalar: constructoras que no cumplen con los contratos establecidos y que no sólo no se les penaliza, sino que incluso se les indemniza; financiamiento por parte del Infonavit a empresas privadas; una red delictiva que incluye a trabajadores del Infonavit, a notarios y a despachos y peritos valuadores coludidos para sangrar las finanzas del Instituto; otorgamiento de múltiples créditos para la misma vivienda (por ejemplo, 240 casas vendidas casi mil 600 veces y otro caso de 154 casas vendidas más de 900 veces); pagos millonarios a despachos para la recuperación de créditos por vía judicial; complicidad del poder judicial en juicios masivos; seguros adicionales inútiles y a espaldas de los derechohabientes; ilegal reparto de utilidades y sueldos excesivos por encima del salario de la presidenta de la república; pago por asistencia a asambleas de entre 60 y 90 mil pesos por evento, entre otras cosas.

El resultado ha sido el daño sistemático a las finanzas del Infonavit, la falta de créditos para los derechohabientes, créditos que se han disparado hasta las nubes y que se han vuelto incobrables (unos cuatro millones de créditos), embargo de casas, casas abandonadas, construcción de fraccionamientos en lugares inaccesibles, lejos de los centros de desarrollo, sin acceso a medios de transporte adecuados, sin servicios, etc.

Parte del problema se deriva de la estructura orgánica del Infonavit, el que se halla dividido en tres direcciones: la general, una del sector empresarial (en la que se hallan representantes de la COPARMEX, de la CONCAMIN y de la CONCANACO) y una del sector social de los trabajadores (en la que predominan representantes de sindicatos “charros” como la CTM, la CROC o la CROM).

Y hoy nos enteramos de que gran parte de la trama de corrupción se deriva de la complicidad entre el sector empresarial y los “representantes” de los trabajadores. De ahí la urgente necesidad de que se apruebe y comience la aplicación de la nueva ley del Infonavit que pare ya en seco este saqueo a los fondos de las y los trabajadores.

Académico de la UAQ.

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