El pasado 28 de abril hubo un gran apagón eléctrico que afectó de forma generalizada a España, Portugal y Andorra y de manera parcial a Francia, Italia y Alemania. Sin embargo, el país más afectado fue España, en donde el apagón duró entre una y 24 horas, dependiendo de la zona afectada. Si los demás u otros países europeos no se vieron afectados fue porque se desconectaron rápidamente de la red española.

A diferencia de México, Francia, Suecia o Finlandia, España ya no cuenta con una empresa pública que regule su sistema eléctrico. Todo está privatizado. Es hasta paradójico que una empresa pública (Électricité de France) extranjera haya ayudado a España en esos momentos críticos.

España tenía una empresa pública que atendía a todo su sistema eléctrico. Se trata de Endesa (Empresa Nacional de Electricidad SA), fundada en 1944 como una empresa estatal. El pueblo español cometió el gravísimo error de permitir su privatización, la que comenzó en 1988, al reducir la participación del estado del 100 al 75 por ciento. Diez años después el estado español ya no tenía ni siquiera la mayoría de las acciones, sólo tenía el 41.9 por ciento. Hoy en día Endesa pertenece a la transnacional italiana ENEL, la que controla el 70 por ciento de las acciones, mientras que el 30% restante está en manos de inversionistas y accionistas privados.

El sector eléctrico español está controlado por un oligopolio de cinco empresas privadas (cuatro de las cuales tienen una gran presencia en nuestro país): Endesa, Iberdrola, Naturgy, Repsol y EDP (Energías de Portugal). La mayor tajada, y con mucho, se la llevan las tres primeras. Y como es natural, lo que prevalece en el sector privado es el lucro, no el servicio público. Y este es un primer elemento que explica lo del histórico apagón.

Un segundo elemento tiene que ver con la promoción de las energías renovables, principalmente la eólica y la solar, sin tener una regulación jurídica adecuada. Dichas energías son intermitentes, lo que significa que no generan energía eléctrica de manera continua, por lo que las empresas que usan este tipo de energías deberían tener instalaciones de respaldo para generar energía eléctrica con otras fuentes (principalmente gas). Pero como esto cuesta, y tal como hicieron en México empresas privadas, pues no invierten en eso por lo que se genera una alta inestabilidad en la red de transmisión y distribución, lo que aumenta, de manera notable, la posibilidad de fallas en el sistema.

anbapu05@yahoo.com.mx

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