El PAN, de manera totalmente antidemocrática, indebida e ilegítima ha decidido que en algunos de los pocos estados en los que gobierna (sólo le quedan 5 gubernaturas), el próximo lunes 28 de agosto inicien las clases de educación básica sin que los niños tengan sus libros de texto gratuitos a los que tienen derecho por mandato constitucional.

Como si fuera su feudo, la gobernadora de Chihuahua recurrió a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) para que en “su” estado no se entreguen los libros, recibiendo el beneplácito, de manera expedita e inédita por parte del ministro Luis María Aguilar, propuesto para la SCJN por el panista Felipe Calderón (lo que explicaría la celeridad y la aquiescencia para con la solicitud de la gobernadora panista).

No hay ningún motivo válido para evitar la distribución de los libros de texto, salvo una fuerte carga ideológica y dogmas por parte de los panistas (los verdaderos impulsores de la negativa a la distribución), claro, una ideología de derecha que acusa a los libros de ser “ideologizantes”.

Esa ideología en contra de los libros de texto llega incluso a una ideología de extrema derecha, fascista, nazista, cuando el dirigente máximo del PAN, Marko Cortés, llamó a la mutilación y a la destrucción de libros de texto o como cuando la senadora, también panista, Lilly Téllez que después de la quema de un centenar de libros en una comunidad chiapaneca, afirmó que “igual que la basura, los libros comunistas se tienen que destruir, por salud mental y por la salud de la República”.

Con estas actitudes no nos sorprendería que en las oficinas centrales del PAN colgaran retratos de Adolfo Hitler, Benito Mussolini o Augusto Pinochet, quienes tal parece que son los principales ideólogos de ciertos personajes panistas. Y luego se sorprenden de que se les critique por traer a México a extremistas franquistas como al líder de Vox en España, como hizo el senador, también panista, Julen Rementería. Es una clara ideología que llama a la violencia en vez del debate.

Pero ya se le apareció el diablo a la gobernadora de Chihuahua la que, sin consulta previa con sus supuestos “representados”, motu proprio decidió por encima de maestros, de padres de familia y de miles de niños. Ya comenzaron las manifestaciones en Chihuahua en contra de su actitud. Efectivamente, el pasado 23 de agosto miles de profesores y padres de familia se manifestaron a favor de la entrega de los libros de texto. ¿Qué hará la gobernadora de Chihuahua? ¿Dejará a los niños y a los docentes sin libros? ¿Entregar sus propios libros (que no tiene) sin tener facultades legales para ello? ¿Cómo resolverá ella y el PAN el caos que seguramente se generará en Chihuahua?

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