Para aquellos que dicen que “ya no hay que hablar del Fobaproa, porque es parte del pasado”, hay que recordarles que este año se destinan del dinero público más de 52 mil millones de pesos para el pago de esa deuda y que aún nos falta pagar otro billón de pesos y que dicha deuda terminará de saldarse por ahí del año 2050. Así que el tema es totalmente actual.
La deuda original del Fobaproa era de alrededor de 500 mil millones de pesos. De esa deuda el pueblo de México ha pagado de 1998 a 2025, 1.4 billones de pesos, es decir casi tres veces más que la deuda original y queda aún por pagar otro billón de pesos, con lo que el pago total será de prácticamente 2.5 billones de pesos, cinco veces más que la deuda original.
Entre 1998 y 2025 hemos pagado en promedio 50 mil millones de pesos anuales del erario. Ese dinero no se ha invertido ni en salud, ni en educación, ni en pensiones, ni en obra pública, se ha ido al barril sin fondo del Fobaproa.
Para dimensionar esa cantidad, hay que señalar que para este año, esos 50 mil millones de pesos son más del doble del presupuesto anual de Colima (23 mil millones), el doble del de Baja California Sur (25 mil millones), casi el doble del de Campeche (26 mil millones) y de Tlaxcala (28 mil millones) y supera con mucho los presupuestos anuales de Nayarit (30 mil millones), Aguascalientes (37 mil millones), Morelos (38 mil millones) y Zacatecas (40 mil millones), equivale al presupuesto anual de Durango (48 mil millones) y de Quintana Roo (51 mil millones) y representa más del 80 por ciento de los presupuestos anuales de Querétaro (62 mil millones), Yucatán (63 mil millones), San Luis Potosí (65 mil millones) y Tabasco (66 mil millones). Así que no es poca cosa y esto ha sido año con año.
Los tres momentos claves de la deuda del Fobaproa son los siguientes.
Primero, el priista Carlos Salinas de Gortari entrega los Bancos a personas sin escrúpulos ni preparación para administrarlos. Segundo: Salinas permite que esos "banqueros" improvisados y delincuentes cometan delitos: entregan créditos sin garantías, se auto prestan, prestan a sus familiares, a sus amigos, a sus empresas, a sus gerentes, etc. Y, tercero: el también priista Ernesto Zedillo impulsa el Fobaproa para trasladar las deudas de privados a deuda pública de todos los mexicanos.
Todo lo anterior con la complicidad del PAN. Efectivamente, el atraco se consumó en el Congreso el 12 de diciembre de 1998 con los votos de 326 diputados (226 del PRI y 99 del PAN).
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