Uno de los aspectos centrales de la propaganda de los que apoyan a Xóchitl Gálvez como candidata a la presidencia de la república es que se trata de una candidata “ciudadana”, una candidata de la “sociedad civil”. Estos términos se tratan de usar como sinónimos de apartidista, en contraposición a los afiliados o militantes de un partido político, que somos también ciudadanos e integrantes de la sociedad civil. En el fondo se usan estos términos con la idea subyacente de que los partidos políticos son malos y es como intentar deslindarse.

Sin embargo, el pasado 5 de diciembre, Gálvez hizo la presentación oficial de una parte de su equipo de campaña. Esta presentación desnuda por completo a Gálvez como falsa representante “ciudadana” o de la “sociedad civil” (en los términos señalados arriba). En efecto, de las 19 personas presentadas en dicho equipo, 8 son connotados panistas, 6 priistas, 2 perredistas y una del Verde. Es decir, casi el 90 por ciento de su equipo está formado por integrantes de los desprestigiados partidos PAN, PRI y PRD. Sólo dos personas no están en ese caso, y hasta da risa, pues se trata de los hijos de Gálvez.

Claramente a Gálvez le impusieron a esas 17 personas, pues ella misma afirmó, el 5 de diciembre, que hacía “dos nombramientos personales”, los de sus hijos. Así que a Gálvez se le cae la máscara de “ciudadana” o de representante de la “sociedad civil”. Ella representa los intereses de la corrupción del PRIAN y punto.

Habrá mucho que decir del nefasto equipo de Gálvez. En esta ocasión sólo me refiero al corrupto de José Ángel Gurría, apodado en su momento como “el ángel de la dependencia”, dada su proclividad para privilegiar los intereses extranjeros por encima de los intereses nacionales. O Gálvez lo escogió o, más probablemente, se lo impusieron como el arquitecto del proyecto de nación de la exsenadora botarga.

Gurría fue secretario de hacienda en el corrupto gobierno de Ernesto Zedillo (el que privatizó los ferrocarriles nacionales para luego irse a trabajar a Estados Unidos, a Union Pacific, una de las empresas beneficiadas con tal privatización). En su papel como secretario de hacienda, Gurría es uno de los principales responsables de la deuda del Fobaproa, deuda privada convertida en pública y de la cual hemos ya pagado poco más de un billón 800 mil pesos (hasta septiembre de 2023) a pesar de lo cual aún se debe casi otro billón.

Este es el tipo de personajes con los que Xóchitl Gálvez se siente muy a gusto formando parte de su equipo más cercano. Se trata de una verdadera amenaza.

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