La señora de las gelatinas, impuesta como candidata del PRIAN a la presidencia de la república, sigue con su carrusel de ocurrencias que no hacen más que evidenciar tanto su incapacidad como su profunda ignorancia del país que dice querer gobernar.
Ya hemos visto que la señora X (de Claudio X. González) quiere resolver el problema de la inseguridad a nivel nacional prohibiendo las micheladas adulteradas; ya la hemos escuchado diciendo que el sureste mexicano no produce gas (lo que es falso); ya la hemos visto ofender a la población de Chiapas diciendo que no son capaces de trabajar turnos de 8 horas; ya vimos que al sumar 20 con 80 más 30 le da 100; ya la vimos que es incapaz de convertir MWh a KWh; ya la cachamos con sus mentiras de que era una niña superdotada físicamente al poder cargar 100 kilos de gelatinas diarias y venderlas al ritmo ininterrumpido de 10 gelatinas por minuto durante una hora seguida y la imagen de sí misma como “una de las mejores ingenieras de México”.
Xóchitl Gálvez es panista y de derecha hasta la médula de sus huesos. Se quiere disfrazar de “ciudadana” (lo que esto signifique), sin embargo, fue funcionaria en el narcogobierno panista de Vicente Fox en donde se desempeñó como directora general de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas. Luego de eso fue candidata del PAN a la gubernatura del estado de Hidalgo, en 2010. En 2015 fue jefa de la Delegación Hidalgo de la Ciudad de México, postulada por el PAN y actualmente es senadora plurinominal del PAN.
Así que después de 20 años de trabajo con el PAN, aplica perfectamente el dicho de «Si grazna como pato, camina como pato y se comporta como pato, entonces, ¡seguramente es un pato». Por lo que no nos puede sorprender su última ocurrencia, propuesta de lo que sería su gobierno, de regresar a la privatización de nuestro sector energético, es decir, regresar al pasado panista de servir a intereses extranjeros pues, como ingeniera, la señora X debería saber que la mayor parte de la generación de energía eléctrica en nuestro país ya estaba controlada por empresas extranjeras como las españolas Iberdrola y Naturgy, las japonesas Mitsui y Mitsubishi o las norteamericanas Saavi y Sempra.
Una película chafa que ya vimos. Es lo que propone la señora Gálvez, un regreso al peor pasado en el sector energético. No se puede esperar más de alguien que es incapaz de convertir megavatios a kilovatios. Es pedirle peras al olmo.