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Se acaba 2025 y este año, tal y como ha sucedido desde hace siete años, volvimos a ver a la derecha mexicana tratando de descarrilar el proyecto de gobierno de la 4T, usando las mismas herramientas que no le han funcionado en los últimos siete años: la mentira, la calumnia, el insulto, la diatriba y ahora hasta la violencia. Nada les ha funcionado, al contrario.
En las elecciones de junio de 2024, votó por el PAN el 16 por ciento del electorado, por el PRI el 9.5, por el desaparecido PRD el 1.9 y por MC el 10.3. Toda esta oposición sumó, en 2024, el 37.7 de los votos, más de una tercera parte del electorado.
En la última encuesta de Enkoll, publicada el pasado 4 de diciembre, la afinidad partidista hacia el PAN es de apenas el 11 por ciento (5 puntos porcentuales menos de la gente que votó por ese partido hace año y medio), por el PRI es del 5 por ciento (4.5 puntos menos que sus votos en 2024) y por MC es del 7 por ciento (3.3 puntos menos que en 2024). Un año y medio después, se siente identificado con la oposición apenas el 23 por ciento del electorado, menos de la cuarta parte de la población, casi 15 puntos menos que en 2024. Sin embargo, la oposición insiste por andar el mismo camino de los últimos siete años. Allá ellos.
Creo que la mayor derrota de este año que termina fue la elección de un poder judicial no sujeto a poderes fácticos. Es verdaderamente ridículo que la oposición hable de una elección ilegítima cuando antes elegían a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, 129 electores en el mejor de los casos (las y los integrantes del senado y el presidente de la república) mientras que ahora los elegimos 13 millones de personas.
Otra gran derrota fue el 15 de noviembre, día en el que los adultos mayores de la “marea rosa” se inventaron una supuesta inconformidad de jóvenes de la generación Z, para azuzar a “quemar palacio nacional” y detonar una espiral de violencia y represión. Pero les falló, principalmente, porque las y los jóvenes de la generación Z no se dejaron azuzar. Las y los jóvenes que aparecieron de esta generación “apartidista” resultaron tener nexos con partidos de la oposición, principalmente con el PAN y con el PRI. Y el fracaso lo volvieron a vivir, y de manera más evidente, el 20 de noviembre y el 14 de diciembre, cuando volvieron a convocar a “megamarchas” de jóvenes de la generación Z, los grandes ausentes de dichas movilizaciones.
Ya veremos si en 2026 finalmente tendremos a una oposición seria y con un proyecto de nación explícito y no como ahora, con una agenda oculta y servil a intereses extranjeros.
anbapu05@yahoo.com.mx
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