El desarrollo sostenible de Querétaro, como de cualquier región del mundo, requiere de la planeación, debe partir del diagnóstico objetivo que analiza cuidadosamente los antecedentes y la evolución que se ha tenido en todos aquellos factores fundamentales; es necesario disponer de una base firme y objetiva de los procesos que se han llevado a cabo, de cómo se han administrado sus recursos naturales y la factibilidad de sostener el crecimiento poblacional con calidad de vida.

La ZMQ concentra casi las dos terceras partes de la población de la entidad y el estado tiene una población aproximada de 2.4 millones de habitantes, así como una tasa de crecimiento del 2.7%. La pregunta que requiere respuesta es cuánto y a qué tasa podemos crecer sin menoscabo de la calidad y de forma sostenible; aún más, debemos lograr mejorar la calidad de vida.

Desde el siglo pasado, la tasa de crecimiento poblacional de la ZMQ aumentó notoriamente y con ello el consumo de agua; una de las consecuencias relativas a la extracción de agua subterránea ha sido el abatimiento de los acuíferos, lo que ha continuado hasta la fecha, la recarga de los acuíferos es sensiblemente inferior a la extracción, es decir, estamos sobrexplotación nuestros acuíferos.

El abatimiento de los acuíferos llega a ser de hasta 10 m por año y el bombeo se tiene que realizar progresivamente a mayor profundidad, pero esto no puede proseguir indefinidamente, muchos pozos han dejado de aportar agua, los acuíferos se están agotando.

La obra que ha permitido aumentar el caudal para abastecer agua a la ciudad de Querétaro (principalmente), ha sido Acueducto II inaugurado en 2011, con el trasvase de aguas de la cuenca del Pánuco a la Lerma Chapala (abasto anual de 47.3 millones de metros cúbicos de agua), provenientes de la Presa Hidroeléctrica Zimapán, agua que es sometida a un tratamiento de potabilización para luego distribuirse en la ciudad.

Se estimó que este nuevo suministro resolvería los requerimientos hasta el año 2030, considerando el crecimiento poblacional; además, permitiría la estabilización del acuífero del Valle Querétaro. En los hechos, ciertamente se logró mitigar el abatimiento, pero ha sido necesario aumentar el bombeo desde hace varios años, porque la demanda del líquido vital ha seguido aumentando con el crecimiento poblacional. A lo anterior, se agrega la gran sequía prolongada que viene afectando a Querétaro, como a muchas regiones del país.

Es oportuno recordar que una de las consecuencias de la extracción de agua del subsuelo en el Valle de Querétaro ha sido hundimiento del terreno (subsidencia) y las fallas que se manifiestan explícitamente en varios sitios de nuestra ciudad, afectando la infraestructura.

Otro de los daños que entraña la situación hídrica en nuestra entidad, es la contaminación del agua que utilizamos y su recorrido en superficie o en su infiltración al subsuelo, lo cual nos muestra que nuestro desarrollo no está logrando ser sustentable.

El agua es un recurso vital y se están agotando los acuíferos; otras fuentes de agua, como las superficiales potabilizadas en plantas de tratamiento, difícilmente logran la calidad indispensable para la salud. (Continuará)

Ex Rector de la UAQ

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