La transformación de México avanza con pasos firmes, y hoy somos testigos de un momento histórico que cambiará para siempre la forma en que entendemos la comunicación y la justicia en nuestro país. La nueva Ley de Telecomunicaciones no es sólo una normativa técnica: es un acto de justicia social que reconoce la voz de quienes durante décadas fueron silenciados.

Por primera vez en la historia de México, las radios comunitarias indígenas y afrodescendientes tienen un lugar garantizado en el espectro radiofónico nacional. Esto significa que las personas que durante siglos han preservado nuestras raíces culturales más profundas ahora pueden contar sus propias historias, en sus propias lenguas, con sus propias voces. En Querétaro, donde la diversidad cultural convive con el desarrollo económico, esta ley representa una oportunidad única. Nuestras comunidades indígenas queretanas, que han mantenido vivas tradiciones milenarias, podrán ahora comercializar su programación, generar recursos propios y fortalecer su autonomía económica. No es solo comunicación: es desarrollo con identidad.

La regularización de concesiones que contempla esta ley elimina las limitaciones jurídicas que por años mantuvo a las comunidades en el olvido. Ahora, acompañados de las estrategias en materias de tecnología, de apoyo a la economía, digitalización, e-commerce, conectividad, etc., pueden planificar a largo plazo, invertir en equipos, capacitarse, y construir proyectos sustentables que beneficien a toda su comunidad.

Pero hay algo que abona aún más a lo trascendental del gobierno de nuestra presidenta: por primera vez en la historia, la Suprema Corte de Justicia será presidida por un Ministro de origen indígena. Este nombramiento no es simbólico: es revolucionario. Fueron los mexicanos quienes eligieron ser parte de esta historia, significa que los pueblos originarios estarán presentes en las decisiones más importantes de nuestro sistema de justicia. Para los pueblos originarios de México, este momento representa el reconocimiento pleno de su dignidad y sus derechos. Durante cientos de años, sus voces fueron acalladas, sus sistemas de justicia ignorados, sus formas de comunicación marginadas. Hoy, con la presidenta Claudia Sheinbaum, esa realidad cambia definitivamente.

En Querétaro, donde el progreso y la tradición se encuentran, estas transformaciones cobran especial relevancia. Nuestro estado puede convertirse en ejemplo nacional de cómo la inclusión genuina genera desarrollo para todos.

La estrategia de nuestra presidenta apuntala la lucha contra las represiones a todas las personas que luchan por llevar comida a su casa, que son marginadas y que lamentablemente, no tienen un acceso pleno a la justicia. Se fortalece el respeto a la diversidad cultural de nuestro país.

La nueva Ley de Telecomunicaciones y el liderazgo indígena en la Suprema Corte son pasos gigantescos hacia esa patria que siempre soñamos: plural, incluyente y verdaderamente democrática.

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