En un escenario global de incertidumbre, “guerra de aranceles”, conflictos sociales internacionales y cada vez más competitivo, donde la industria textil enfrenta desafíos monumentales frente a los gigantes del comercio electrónico, México empieza a trazar una nueva estrategia bajo el liderazgo de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
Esta semana se llevó a cabo una reunión que probablemente no tuvo mucha exposición, sin embargo, la conversación entre representantes de TEMU —una de las plataformas de e-commerce más poderosas del mundo— y la Asociación Mexicana de Productores del Vestido (AMPV), marca un punto de partida en la historia económica del país. Y no es casualidad que ocurra justo cuando la estrategia “Hecho en México” comienza a tomar forma.
La reunión fue más que un diálogo; por un lado, se trata de buscar maneras en las que las empresas establecidas en nuestro país no se vayan o dejen de operar en nuestro territorio, por el otro, es un reconocimiento a la mano de obra, creatividad y cultura nacionales. TEMU, conocido por su modelo de importaciones masivas desde Asia y la plataforma digital de comercio (e-commerce) de mayor crecimiento en el mes de abril, con un 80%, mostró interés por incorporar a productores mexicanos en su plataforma.
¿La razón? La nueva política industrial impulsada por Sheinbaum está generando condiciones favorables para invertir, producir y vender desde México. Esto fortalece la confianza en las producciones mexicanas.
El programa “Hecho en México” no es solamente un eslogan sensacionalista: es una estrategia que busca reposicionar la manufactura mexicana como sinónimo de calidad, innovación y sostenibilidad. Con incentivos fiscales, acompañamiento tecnológico y acceso a mercados digitales, la presidenta está dotando a las pequeñas y medianas empresas del sector textil de herramientas reales para no solo competir con el gigante asiático; se trata de representar una alternativa regional.
El orgullo “Hecho en México” rescata el valor de lo nuestro. En un país históricamente creativo, con manos expertas y diseños que fusionan tradición, cultura y emociones, la estrategia de nuestra presidenta está propiciando un sentido de dignidad productiva.
La presidenta ha entendido que el futuro de México no está en copiar modelos extranjeros, sino en fortalecer nuestra soberanía y las cadenas productivas con una visión inteligente. La apertura al diálogo con plataformas globales no implica claudicación, sino negociación desde una posición de poder y fortaleza que se construye con políticas públicas bien diseñadas.
La conversación con TEMU es solo un paso. Pero es un paso en la dirección correcta. Bajo el liderazgo de Claudia Sheinbaum, México no sólo está diciendo “presente” en el mercado global; está diciendo “estamos listos”. Y lo está haciendo con sello propio: Hecho en México.