Como diputada, mi compromiso es con la verdad y la justicia para las y los mexicanos, y hoy no podemos voltear la mirada ante el circo mediático que Ricardo Salinas Pliego ha montado en X (antes Twitter) para evadir una de las responsabilidades más básicas de cualquier empresario: pagar sus impuestos. No es un tema de números; es respeto a la ley y a los millones que sí cumplimos. Además de todo, intentó “irse” contra nuestra presidenta, la Dra. Claudia Sheinbaum, tal como lo hizo contra nuestra actual Secretaria de las Mujeres, alegando (con la misoginia que le caracteriza) que busca “distraer” con su caso.
Sus tuits cargados de ironía, insultos y provocación no son simples opiniones: son una estrategia que busca desviar la atención de los más de 74 mil millones de pesos que sus empresas deben al SAT. Deuda que no es mediática, ni política: ha sido confirmada judicialmente. Salinas intenta disfrazarse de víctima, mientras se burla del sistema fiscal y ataca a quienes exigen legalidad. Es la táctica del “bully digital” que impone su narrativa con poder económico y agresión mediática.
Pero no actúa solo. Hay un andamiaje legal a su servicio. Amparos, recursos, juicios eternos, todo diseñado para una sola cosa: no pagar; mientras pequeñas empresas cumplen, Salinas alarga los procesos con abogados y recursos millonarios, esperando que el sistema ceda o el gobierno cambie. Esto no es astucia legal, es abuso del sistema jurídico. Y es una burla para quienes creemos en un Estado de derecho. Y lo más grave: su violencia de género disfrazada de “libertad de expresión”.
Ha llamado “p3rras”, “brujas”, “texto servidoras”, etc., a periodistas, académicas, políticas y respondió con un “chaspm usted también por metiche” a ciudadanas, en plena plaza pública digital. Lo repito: esto no es libertad de expresión. Es acoso. Es misoginia. Es violencia.
Que un personaje público con millones de seguidores use su plataforma para denigrar a las mujeres, silenciar voces críticas y normalizar el machismo, no puede tolerarse. Ni en lo político ni en lo digital. Y mucho menos en lo legal. Lo que enfrenta hoy México no es solo una deuda fiscal. Es una deuda con la justicia, con el respeto y con las mujeres. Es urgente que las autoridades hacendarias, judiciales y digitales actúen: no se puede permitir que quien cree que tiene “poder económico” pisotee la ley y la dignidad.
Condenamos la violencia contra las mujeres y no vamos a permitir que se use el dinero o los likes para callar verdades. Porque las mujeres merecen respeto, porque México merece respeto.