Actualmente hay un tema que se encuentra en agenda pública y no quiero dejarlo pasar, pues está poco regulado o que, gracias a las lagunas o vacíos legales, se ha tenido que hacer visible desde otro aspecto.
El “sicariato digital” se ha puesto en el plano tanto político como social gracias al esfuerzo de mujeres valientes que han alzado la voz en las cámaras a nivel nacional, principalmente Edurne Ochoa y Valeria Macías, respecto de la Ley Valeria. El término sicariato digital y acecho hacen referencia a las acciones llevadas a cabo en las TIC como las redes sociales y otras plataformas digitales con la finalidad de dañar, violentar, despolitizar, o tergiversar la imagen pública o política de las personas.
Lo anterior es solo el ejemplo de ALGUNAS DE LAS FORMAS DE VIOLENCIA que puede presentarse gracias a las Tecnologías de la Información, pero no debemos olvidar que existen diversas formas de violencia como el grooming, la sextorsión, suplantación de identidad, discriminación digital, etc., pero hay unas que en su conjunto, generalmente quedan impunes, mismas que si se consideran de forma individual o como conjunto, tienen consecuencias más severas para las mujeres y las infancias. Hablar de ciberacoso, shaming (humillación pública en redes sociales), doxing (publicar información personal sin consentimiento y que pone en riesgo la seguridad) y la manipulación digital (información falsa con el objetivo de sesgar opiniones contra una persona) además de acecho y sicariato digital, resultan trascendentes en la sociedad.
A nivel nacional se encuentran en discusión una serie de reformas; en el estado, las compañeras diputadas afines a la Transformación de la doctora Claudia Sheinbaum están haciendo lo propio respecto de la Ley Valería y el sicariato, sin embargo, será necesario implementar reformas para aplicar penas más duras y ejemplares a quienes realicen cualquiera de estas actividades.
Como funcionarias y servidoras públicas… nuestra vida ya se ha hecho pública en su mayoría, por la naturaleza de nuestras funciones, sin embargo, eso no implica que otras personas tengan derecho de insultar, menospreciar, acosar o vulnerar nuestros derechos como mujeres.
He vivido en carne propia este tipo de violencias, vamos a generar las condiciones para que las infancias y juventudes que son el presente y futuro de nuestra nación, no tengan que pasar por lo mismo.