En política, los números hablan, pero también lo hace la percepción, el pueblo y sus muestras de cariño. En este mes salió un estudio/encuesta donde la presidenta Claudia Sheinbaum mantiene niveles de aprobación que rondan el 70%. No es casualidad: hablamos de una mujer que, en menos de un año de gobierno, ha demostrado capacidad para tomar decisiones firmes en economía, seguridad y programas sociales. Frente a los retos naturales de la transición, su liderazgo se sostiene no sólo en encuestas, sino en la confianza ciudadana que reconoce un estilo de gobierno cercano y sin estridencias.
Sin embargo, mientras el pueblo confía, algunos actores insisten en recurrir a estrategias que reflejan más nostalgia e impotencia que propuestas (aun cuando ellos nos piden propuestas). En Querétaro, algunos legisladores arraigados y aferrados a la vieja política, pretenden invitar a Luis Carlos Ugalde, extitular del entonces IFE, para “platicar” sobre la elección del Poder Judicial. El movimiento no es menor, pero sí revelador: quienes no logran construir desde la legitimidad, buscan refugiarse en voces que ya representan un pasado muy cuestionado.
Seamos claros. Ugalde carga con la sombra de 2006, un año que fracturó la confianza democrática en México. Invitarlo a “asesorar” sobre la elección judicial es, en los hechos, mandar un mensaje: no confían en el presente ni en la ciudadanía, prefieren desempolvar nombres asociados con la desconfianza, la corrupción y la impunidad que abrirse a un debate serio, transparente y con visión de futuro, lo que contrasta fuertemente con lo que vive hoy el país bajo la conducción de Sheinbaum. Mientras algunos vuelven a abrir viejas heridas, ella concentra sus esfuerzos en resolver las necesidades actuales: que el salario rinda, que la salud sea accesible, que la justicia no se quede en los escritorios. Y eso, guste o no, es lo que explica su popularidad.
La gente siente que hay rumbo, y cuando un gobierno proyecta certeza, la aprobación se convierte en un activo real.
En Querétaro, debemos ser muy cuidadosos. Nadie cuestiona la importancia de un Poder Judicial fuerte e independiente; lo que sí resulta cuestionable es disfrazar intereses políticos con supuestos foros de “análisis”, cuando se invita a personajes que representan la parcialidad de otros tiempos, se corre el riesgo de manchar un proceso que debería ser orgullo del pueblo y la participación ciudadana y no botín partidista, que es lo que pretenden al retrasar tanto el tema de la reforma local.
Estoy segura de que escuchar todas las voces, incluso las críticas, nos permite ampliar nuestra visión sobre los temas que nos importan a los queretanos.