En los últimos días se ha puesto en el centro de las conversaciones las reformas presentadas por el presidente el día 5 de febrero y de las que hablamos de manera resumida en la columna de la semana pasada.
Esta semana el presidente lo volvió a hacer y en la mañanera, junto a nuestra secretaria de Gobernación, Luisa Maria Alcalde, se explicó en qué consiste la reforma al Poder Judicial, habrá quien esté a favor de la reforma y quien esté en contra, sin embargo, antes de emitir una opinión es primordial desmenuzar los puntos mas importantes de ésta.
El primer punto que se plantea es la nueva integración de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Este punto tiene sustento en la historia, porque a lo largo del tiempo en nuestro país la Suprema Corte se ha integrado de diversas formas atendiendo a las necesidades de la época, por ello, de esa movilidad en la integración del Tribunal más alto de México, es que el presidente plantea que nuevamente, atendiendo al contexto histórico en el que nos encontramos, la Corte se transforme con el fin de atender las necesidades que hoy tiene nuestro país.
Además, en la exposición de motivos se establece de manera clara y precisa que los objetivos de la reforma son la justicia y la paz, ya que de los tribunales es de donde emanan las sentencias, los laudos, los fallos en los que se absuelve o se condena a particulares y autoridades. Los tribunales, si bien no son las únicas instituciones en las que recae la justicia en nuestro país porque también existen instituciones que conadyuvan a que exista justicia, son quienes emiten los criterios bajo los cuales todos los procesos se rigen; determinan si las leyes se ajustan a la Constitución y resuelven sobre los derechos de las y los mexicanos, por ello, se busca que el maximo tribunal sea mas cercano a la gente, a sus realidades y a sus necesidades, para que sus fallos se ajusten a las necesidades del país.
El segundo punto tiene que ver con que los ministros, magistrados y jueces se sometan a votación. Este punto tiene sus aristas y matices ya que habrá quien diga que los juzgadores no pueden someterse a concursos de popularidad y que su trabajo es especializado, sin embargo, yo les diría que la reforma en ningún momento le quita la especialización al puesto, sino que busca la legitimación de los juzgadores ante la ciudadanía a través del voto.