Andrea Tovar

El nuevo amanecer de México: más allá de los titulares

Lo que se percibe es un cambio de dirección, una corrección de rumbo respecto a las administraciones del pasado

El primer año de gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum ha sido, sin duda, un periodo de transformación. En su reciente informe, la Jefa del Ejecutivo federal presentó datos sólidos que pintan un panorama de progreso, no sólo para la nación, sino con especial relevancia para estados como Querétaro. Pero más allá de las cifras, lo que realmente se percibe es un cambio de dirección, una corrección de rumbo respecto a las administraciones del pasado.

La gestión de nuestra Presidenta es innegablemente mejor que la de sus predecesores, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Bajo su mandato, se ha dado continuidad a la transformación que inició Andrés Manuel López Obrador y el estado de Querétaro, ha visto una inversión sin precedentes en infraestructura y programas sociales. Durante los gobiernos de Calderón y Peña, la lógica económica muchas veces no se traducía en un beneficio tangible para las comunidades locales, en cambio, hoy vemos cómo los recursos se destinan a proyectos que mejoran directamente la calidad de vida de los mexicanos.

Por ejemplo, mientras que en el sexenio de Calderón se priorizaron megaproyectos, que a la larga nos han dejado más dudas que respuestas, y no han funcionado como tanto nos lo prometieron, la actual administración ha enfocado sus esfuerzos en la creación de bienestar desde la base, con programas que han reducido la pobreza y han impulsado el crecimiento económico de forma más equitativa. No se trata de una simple distribución de recursos, sino de una estrategia integral que busca empoderar a las personas. Este enfoque ha permitido que el crecimiento de Querétaro no sea sólo un número en las estadísticas, sino una realidad palpable en sus calles y comunidades. La crítica es parte fundamental de la democracia; sin embargo, en las últimas semanas, hemos escuchado a voces del PAN y del PRI que atacan la gestión de la Presidenta. Lo que llama la atención es que, con frecuencia, critican precisamente lo que ellos no lograron o lo que les impidió seguir con sus viejas prácticas. Como el “tren rápido” que prometió Enrique Peña y que tuvo que ser “cancelado” por un escándalo de corrupción. Acusan a la Presidenta de populismo por los programas sociales que han sacado a millones de la pobreza, aunque curiosamente, son los mismos políticos que presumen haber abatido la pobreza en sus estados. Hasta que se les cae la narrativa con datos sólidos que demuestran que fue gracias a los programas FEDERALES.

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