Hoy, en la conferencia mañanera con la presidenta Claudia Sheinbaum, el titular de la Conagua, Efraín Morales López, presentó un tema crucial para el presente y futuro de nuestro país: la situación de las concesiones de agua. Durante décadas, el otorgamiento de estos títulos se hizo sin planeación integral, generando desigualdad, acaparamiento, sobre concesionamiento y un deterioro profundo de la infraestructura hidráulica. En pocas palabras: se privilegió el interés de unos cuantos sobre el derecho de todas y todos.

Frente a ello, se ha decidido poner orden para revisar las concesiones, aplicar programas de inspección y acciones que mitiguen la pérdida y desperdicio del vital líquido, además de un cambio de fondo: la construcción de un nuevo modelo de gestión del agua basado en justicia social, sustentabilidad y derechos humanos.

Entre las medidas anunciadas destacan la creación de la Ventanilla Única y el Registro Nacional del Agua.

Sin duda, lo que marcará un antes y un después es la propuesta de una Nueva Ley General de Aguas, acompañada del Acuerdo Nacional por el Derecho Humano al Agua y la Sustentabilidad.

Querétaro no es ajeno a esta realidad. Desde 2021 he levantado la voz en el Congreso para que nuestra entidad se coloque a la vanguardia en la defensa de este derecho fundamental, porque sé que en Querétaro el agua no es un tema técnico, es un tema de vida. Basta recorrer las comunidades de la Sierra Gorda o los barrios periféricos de la capital para constatar que no todos tienen el mismo acceso al vital líquido; mientras unos acumulan concesiones, otros deben esperar a que una pipa llegue (si tienen suerte) para llenar sus tinacos.

La Nueva Ley General de Aguas vendrá a corregir esas injusticias históricas, en la que es importante mencionar que el espíritu de la ley es: el agua no es una mercancía, es un derecho humano reconocido por la Constitución y por tratados internacionales; garantizar ese derecho implica reglas claras, transparencia en el otorgamiento de concesiones y, sobre todo, participación ciudadana en la gestión del recurso.

El Acuerdo Nacional por el Derecho Humano al Agua y la Sustentabilidad es, a su vez, un llamado a la corresponsabilidad, no se trata sólo de que el gobierno ordene; se trata de que la sociedad en su conjunto asuma que el agua es limitada, que debemos cuidarla y que su uso debe priorizar siempre al ser humano y a la naturaleza por encima de los negocios privados.

Mi compromiso con estas causas no es nuevo, lo he defendido desde antes de que fuera tendencia nacional. Pero hoy, con este impulso federal, tenemos la oportunidad histórica de transformar la manera en que entendemos y gestionamos el agua. El mensaje es contundente: el agua es un derecho, no un privilegio.

En Querétaro, de la mano de todos los ciudadanos que han confiado en nosotros y en un futuro más justo y sostenible, vamos a seguir luchando para que el agua deje de ser negocio y moneda de cambio de unos pocos.

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