Cada trimestre, el gobierno y la iniciativa privada celebra los récords en Inversión Extranjera Directa (IED), y el mexicano se la cree. En 2024, México recibió 36,872 millones de dólares en IED, y en el primer trimestre de 2025, la cifra alcanzó 21,373 millones, según la Secretaría de Economía. A simple vista, parecería un logro histórico. Pero ¿qué hay detrás de estas cifras?
La mayoría de esta “inversión” no es nueva. En 2024, más del 77% de la IED fue reinversión de utilidades: es decir, ganancias generadas en México que no se repatriaron, pero que tampoco circulan en la economía nacional de forma amplia. De hecho, una parte sustancial se destina a importaciones de maquinaria y equipo, muchas veces adquiridos directamente a empresas del mismo grupo en el extranjero.
Un ejemplo claro: el sector de maquinaria de empaque. En 2023, México importó 998 millones de dólares en este rubro, cubriendo 88% de la demanda nacional. Esto significa que las empresas extranjeras que “invierten” en México traen su maquinaria del exterior, se la venden a sus filiales mexicanas, y ese capital sale de México inmediatamente, independientemente que ya se había contabilizado como IED.
Así funciona el ciclo:
1… El negocio extranjero o la casa matriz transfiere capital: se registra como IED.
2… La filial mexicana compra maquinaria importada: ese dinero regresa de inmediato al país extranjero.
3… Las utilidades generadas por la operación se repatrian tarde o temprano.
4… ¿Qué queda en México? Algunos empleos, generalmente mal pagados, sin transferencia tecnológica y escasa conexión con la economía local.
Este modelo favorece a las multinacionales, no al desarrollo económico nacional y refuerza un modelo de dependencia tecnológica.
Sin embargo, sí hay solución. Mas allá de la obviedad de condicionar a las transnacionales que, de forma progresiva, adquieran maquinaria, componentes y tecnología de origen local, con metas claras de contenido nacional.
¿Que se requiere?
1. Simplificar brutalmente el entorno de negocios, especialmente para las Pymes. El 95% de los negocios en México son micro o pequeños.
•Reducir de inmediato carga fiscal, trámites y licencias.
•Eliminar cuotas e impuestos mínimos.
•Hacer que abrir y operar un negocio legal sea tan fácil como abrir un WhatsApp.
Impacto: se formaliza la economía sin obligar, se genera empleo real sin subsidios.
2. Convertir a México en plataforma de producción regional. Además de atraer IED: desarrollar proveedores locales que sustituyan importaciones de maquinaria, partes, software, logística, etc.
•Crear alianzas público-privadas con foco en “desarrollo de proveeduría nacional”.
•Dar trato prioritario a empresas mexicanas en compras gubernamentales.
Impacto: multiplicador interno real, menos fuga de capital.
3. Infraestructura estratégica, no de papel. Invertir en puertos, trenes y corredores industriales.