Por su relevancia, la publicación de la Estrategia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, ha traído alrededor del mundo controversia; alivio para unos pocos y consternación para muchos.

Considerado por varios analistas como la expresión en la que Trump mira al mundo, la frase Estados Unidos primero (America first) es la columna vertebral del documento, pero en un sentido muy diferente al que estábamos acostumbrados y que ha sido la constante en la historia de este país.

La forma en que anuncia buscar evitar un conflicto simultáneo con las potencias rivales, Rusia y China, si bien no lo dice explícitamente, deja en claro la idea de volver a lo que se ha denominado zonas de influencia, en la que cada superpotencia actúa prácticamente sin estorbo.

La estrategia norteamericana deja casi en la indefensión a aliados clave como Corea y Taiwán, porque las zonas de influencia de Rusia serán Europa y el Medio Oriente, mientras la china será el este de Asia, en la que actores y aliados muy importantes (Taiwán, Japón, Corea de Sur, Filipinas) quedan casi en el abandono y que, al igual que como ya lo ha iniciado Europa, deberán implementar sus propias estrategias de defensa, ante las inminentes agresiones chinas.

El documento no es un proyecto que apuntale a Estados Unidos en el mundo, sino la vuelta a la muy vieja Doctrina Monroe, con un narcisista y ególatra “agregado Trump”. El vecino del norte abandona su papel de policía del mundo, ya no considera Europa como su principal aliada en la contención de Rusia, sino que hoy es considerada competidora, sobre todo en lo económico, llegando a calificar al continente de estar en un deterioro civilizatorio. En un rol similar deja a Japón frente al problema chino.

Claro que si hay alguien feliz con un documento de esta naturaleza, ése se llama Vladimir y se apellida Putin. Sabe, como cualquier estratega medianamente informado, que si logra la victoria sobre Ucrania, los siguientes países a anexionar serán los tres bálticos. Él no pierde el tiempo y por ello ha visitado a India, con el evidente propósito de lograr una alianza estratégica entre ambos países que permita influir en varias partes del mundo; por lo pronto, han firmado varios acuerdos en comercio, energía y defensa, para hacer frente a los aranceles impuestos por Trump.

Por si quedara alguna duda, Moscú ha calificado la estrategia norteamericana como “en buena medida consistente con nuestra propia visión”, y subraya el bloqueo europeo a los esfuerzos de Estados Unidos por terminar el conflicto con Ucrania.

Con Trump y su “estrategia”, una potencia como Estados Unidos quema sus naves, abandona su influencia en el mundo y deja a sus principales adversarios libres para operar a su antojo. Por fortuna, esto no es fatal; aún existe un Congreso que actúa y un Poder Judicial que está poniendo diques a las locuras trumpianas.

Es de destacar que muchas personalidades consideradas de derecha o liberales, aplaudan y sigan acríticamente a Trump, generando confusión y favoreciendo las muy claras estrategias rusa y china.

Maestro en Administración Militar para la Seguridad y Defensa Nacionales

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