Entre el zoológico político de la derecha mundial, destacan dos personajes que atrapan la atención de periodistas, analistas y estudiosos, debido a que predominan en lo que se denomina nueva derecha o derecha alternativa. Esta corriente, pese a no tener nada de homogénea y de presentar muchas contradicciones, se presenta como la alternativa ante los gobiernos corruptos, ineficientes y contaminados de narcotráfico, sobre todo de izquierda.
Nos referimos a Donald Trump y a Javier Milei. Este último, a diferencia del primero, se presenta a sí mismo como anarcocapitalista y liberal libertario. Trump, por su parte, ha recogido, a lo largo de su trayectoria empresarial, el pensamiento de uno de los ideólogos del anarcocapitalismo, Murray Rothbard, y se ha hallado muy cercano al pensamiento y acción política de personajes bastante cuestionables, como David Duke, dirigente del Ku Klux Klan, o de Patrick Buchanan.
Milei es un personaje teatral; sólo hay que ver sus conferencias, declaraciones o discursos, para apreciar esta característica. Con todo, está tratando de revertir una serie de tendencias nefastas para la Argentina, entre ellas el ciclo de anarquía económica, populismo de izquierda, corrupción, pobreza generalizada, emigración. Y lo está logrando. Poco a poco, de manera sostenida, si bien no exenta de tropiezos, está logrando hacer crecer la economía; si bien, el crecimiento en todo el continente americano será mediocre este año, Argentina logrará los primeros lugares o el primero, un 5.5%.
Esto no es nada espectacular, pero en Argentina, con décadas de estancamiento y recesiones recurrentes, es una extraordinaria noticia.
Por su parte, Trump no está tratando de evitar que sus connacionales emigren, sino que no lleguen más migrantes a Estados Unidos, pese a ser hijo de una migrante británica y nieto de un migrante alemán, como se lo dejó muy en claro el canciller Friedrich Merz en su visita a la Casa Blanca. Trump no está relanzando una economía desde el estancamiento, sino que está estancando una economía que funcionaba bien hasta el momento de su llegada. El índice de crecimiento de puestos de trabajo está a punto de estancarse, las inversiones no están llegando como pretende y está por verse si su principal slogan, el MAGA, algún día podrá ser una realidad.
Ambos enfrentan grandes desafíos y adversarios dentro de sus propios partidos y coaliciones; basta ver el show escenificado entre el presidente norteamericano y el magnate Elon Musk, uno de sus principales financiadores, quien ha sido despedido por no estar de acuerdo con el presupuesto presentado por el ejecutivo en que se aumenta en proporciones considerables el gasto público y el endeudamiento del gobierno.
Algo parecido en Argentina; congresistas aliadas de Milei enfrentadas públicamente en una riña de características por demás vulgares, pero poniendo en evidencia y lastimando la necesaria unidad interna frente a adversarios tan peligrosos como el peronismo que acecha su regreso.
Trump y Milei, tan parecidos y tan lejanos uno del otro.
Maestro en Administración Militar para la Seguridad y Defensa Nacionales