China es conocida por su desprecio a los derechos humanos de sus propios ciudadanos y por su agresiva política exterior. En un esfuerzo por borrar estos antecedentes nunca esclarecidos, el gobierno chino ha tomado una serie de medidas para vender las bondades de su país, mediante el turismo y presumiendo sus adelantos tecnológicos.
Sin embargo, existen varios aspectos en los que China pretende influir en la geoestrategia mundial. China no se ha inmiscuido en la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania, ni siquiera en el campo diplomático. Socio de Rusia, a China le conviene que el conflicto no termine pronto, pues puede seguir suministrando diversos productos militares y no militares a uno de sus principales clientes, hoy en franca crisis económica por la fatiga de una guerra prolongada. En la última crisis India-Pakistán, éste último resultó con una marcada ventaja gracias al armamento chino, que superó en tecnología al que tiene India. Esto le proporciona a China incontables beneficios, especialmente porque le abre el mercado de futuros países clientes.
Hasta hoy, el poder chino se ha manifestado en sus cercanías, tratando de arrebatarle a Corea del Sur parte de su mar patrimonial, así como creando varias instalaciones militares en islas artificiales en el Mar de China Meridional, en un evidente intento de expandir su espacio natural, aunque ha chocado con Filipinas, con Indonesia y con Vietnam en esto. Recientemente ha enviado uno de sus 2 portaviones a estos mares, donde nunca antes se había atrevido, para reafirmar su poder e influencia. El propósito de estos movimientos son muy obvios: lograr anexarse Formosa.
China mantiene una guerra comercial con el gobierno de Donald Trump, que aún no se ha resuelto y esto en el mediano plazo puede serle muy perjudicial, ya que es su tercer socio comercial y su principal mercado de exportación. Si esto se reduce, el daño será muy grave. Aunque China ha mantenido inversiones en países de casi todo el mundo, esos proyectos son de mediano o largo plazo.
Destaca que a la cumbre de los BRICS que se ha llevado a cabo este fin de semana en Brasil, no han acudido Vladimir Putin, quien tiene una orden de detención de la Corte Penal Internacional de La Haya por crímenes de guerra; ni Xi Jin ping, el líder chino, ni la dirigencia de Irán. La ausencia china pesa más que ninguna, pues este organismo ha constituido una herramienta importante para los chinos para generar otro tipo de asociación comercial.
China ha mostrado muy a las claras su intención de desplazar a EU del liderazgo mundial, tanto en lo económico como en lo militar. Pero el camino no es fácil ni seguro. Con todo, el mensaje chino no es convincente. Hong Kong es un claro ejemplo. Después de haber terminado el período acordado con Inglaterra, su devolución a China en 1997 sólo trajo represión, pérdida de toda clase de libertades, censura generalizada, emigración masiva y encarcelamiento de opositores y libertarios, pasando por encima de acuerdos firmados. China no es confiable.