A un año del triunfo electoral de Donald Trump, Estados Unidos afronta 2 elecciones clave, no sólo para ellos, sino para el mundo entero. La primera, habida el pasado día 4, logró el afianzamiento del partido Demócrata en los estados de Virginia y Nueva Jersey, pero lo que ha tenido más impacto mediático es el triunfo del candidato demócrata musulmán a la alcaldía de Nueva York, Zohran Mamdani. Lejos de ver este triunfo como el de un jihadista o algo más extremo, este triunfo debe verse en la lógica del partido Demócrata en su tenaz lucha contra las políticas del presidente Trump.

Esta elección conduce de lleno a la de medio término que tendrá verificativo dentro de un año, el 3 de noviembre, en las que se habrá de renovar la Cámara de Representantes en su totalidad y un tercio del Senado. Si los demócratas logran mayoría en el Congreso, se habrá acabado una cadena de acontecimientos que han impactado dentro y fuera del vecino del norte.

Hay que sumar a lo anterior el análisis que efectúa la Suprema Corte norteamericana sobre la legalidad de los aranceles que ha impuesto el ejecutivo (Trump) a medio mundo. En caso de que los declare ilegales y que son una materia que le corresponde al Legislativo, habrá cambios a nivel mundial.

Primero, la alianza de facto de Trump con Rusia. El líder Vladimir Putin ha establecido claramente que las condiciones para alcanzar la paz con Ucrania son que renuncie a unirse a la OTAN y a los territorios ocupados. O sea, todo o nada, sin margen de maniobra. Un liderazgo norteamericano distinto a Trump o un papel más creciente del legislativo de este país bien puede proporcionarle a Ucrania el armamento que tanto necesita y que le permitirá sentarse a la mesa de negociaciones con muchas más cartas que una rendición incondicional.

Después, estará un fortalecimiento de la alianza con Europa, económica y militar, que fácilmente disuadirá las ambiciones rusas e incluso, bien pueden minar la base de apoyo del líder ruso y lograr un cambio mucho más sensato en su país.

Un aspecto que sólo queda para la especulación es el de las relaciones con China, pues éstas son ya tan complejas y evolutivas que se deben distinguir los campos: comercial, militar, ambiental, de seguridad, tecnológicos y de guerra irregular, para atender uno a uno de manera integral. No se sabe cuál será la reacción norteamericana ante una eventual invasión china a Taiwán ni lo que se hará con la depredación de los mares de los pesqueros chinos, o con la guerra tecnológica, civil y militar. Pero todos son aspectos que definirán el futuro y los enfoques de Trump, de los Republicanos herederos de Reagan y las distintas facciones de los Demócratas aparecen como muy diferentes.

Por ello hay que distinguir la corriente que encabeza Trump, la populista de derecha, caracterizada por hablar mucho [¿qué ha pasado con Venezuela?] y hacer poco, de la corriente liberal clásica, que encabezaron Ronald Reagan y Margaret Thatcher y obtuvieron resultados inobjetables que aún perduran en el mundo libre.

Maestro en Administración

Militar para la Seguridad

y Defensa Nacionales

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