Abigaíl Arredondo

Dos caras, una misma moneda

Mientras algunos políticos no logran conectar con la ciudadanía, otros simplemente muestran su indiferencia

Las recientes inundaciones que han golpeado a los estados de Hidalgo, Puebla, Querétaro, Veracruz y San Luis Potosí evidenciaron no sólo las carencias de los gobiernos federal y locales para atender emergencias naturales, sino también la desconexión de algunos partidos políticos con las verdaderas necesidades de la sociedad mexicana.

Por ejemplo, el blanquiazul decidió relanzar su logotipo y postulados el pasado 20 de octubre, en medio de la tragedia que enfrentan miles de familias, muchas de ellas en entidades gobernadas por ese mismo partido. Más allá del evento, que fue notoriamente ostentoso y mediático, lo preocupante es que se haya priorizado el discurso y la propaganda política en vez de ofrecer apoyo concreto a la ciudadanía. Esta actitud no sólo reflejó una falta de sensibilidad, sino un profundo distanciamiento de la realidad mexicana.

No fue sólo el evento en sí, sino también la propuesta, que no logra conectar con el sentimiento social.

Diversos expertos y comentaristas han señalado que, hasta el momento, no queda claro cuál es la apuesta real de ese partido. Más que un relanzamiento, parece una repetición de postulados ya ensayados y que no han demostrado ser efectivos. Con todo respeto, considero que los tres puntos destacados —patria, familia y libertad— son conceptos tan amplios y abstractos que resulta difícil aterrizarlos en un contexto específico. Precisamente por esa falta de concreción, la ciudadanía no siente mayor identificación o entusiasmo ante esa propuesta.

En contraste, con una evidente falta de sensibilidad y empatía, los del partido guinda se han dedicado a actividades poco apropiadas en medio de la tragedia nacional: “bailongos”, partidos de pádel y viajes al extranjero.

Mientras algunos no logran conectar con la ciudadanía, otros simplemente muestran su indiferencia. Un ejemplo claro fue el homenaje organizado en la Cámara de Diputados a un grupo musical de renombre, donde, lejos de guardar respeto por la situación crítica de miles de familias —muchas de ellas pertenecientes a sus propios distritos—, las y los diputados oficialistas optaron por sacar brillo al piso, en pleno recinto legislativo.

Otro caso fue el del diputado Cuauhtémoc, quien fue captado jugando pádel durante una sesión de Comisión, justificando su acción con el argumento de que debe ejercitarse para cuidar su salud. El problema no radica en que practique deporte, sino en que lo haga en horario de trabajo y mostrando una clara falta de seriedad hacia su labor legislativa; pero por si fuera poco, el autodenominado “senador del pueblo”, Fernández Noroña, solicitó licencia para realizar un viaje a Palestina con todos los gastos pagados, sin explicar públicamente el objetivo de su viaje, justo cuando el país atraviesa una situación de emergencia.

Estas conductas y desaciertos evidencian la profunda desconexión en la que se encuentran esos representantes políticos. Por ello, es fundamental que la sociedad ejerza una crítica informada, justa y contundente frente a este tipo de actitudes, exigiendo a quienes ostentan cargos públicos que actúen con empatía, seriedad y verdadera vocación de servicio.

Afortunadamente, en el espectro político existimos alternativas que sí comprendemos el sentir de la población, que ejercemos nuestra labor con rigor, honestidad y compromiso, y que, por encima de cualquier otro interés, colocamos como prioridad el bienestar de México.

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