Son más hermosas la ciudades de lo que son, cuando nos ofrecen rincones que, siendo destinados de origen a otros propósitos, sirven hoy día para la convivencia y bienestar de sus habitantes, ofreciendo además un bello entorno que adquiere un mayor valor a lo estrictamente arquitectónico y estético. Así lo muestra esta imagen  en el margen del río Sena en París, una de las ciudades con mayor encanto en el mundo. Observen a los jóvenes disfrutando sus alimentos a pleno sol, en una escalera que les permite sustraerse del tráfico y el bullicio que se vive un par de metros arriba, en la acera y la calle, las cuales no aparecen en la foto para garantizarles un poco más de privacidad. Algunos de ellos parecen ajenos a sus vecinos, pero todos dedicados a lo mismo en ese momento. Deduzco que las bolsas de basura que se encuentran al final de la escalera hacen la diferencia en dicho espacio y resultan una cordial invitación a utilizar el lugar.

Me dirán los expertos que es un tema de cultura y costumbres, pero pienso que hoy día sería hermoso que nuestra ciudad también nos guiñe el ojo con espacios así, para seguir amando y disfrutando, además de un buen almuerzo, el Querétaro nuevo que deseamos conservar.

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