En la reciente visita del Papa Francisco, hubo un gran número de observaciones, análisis, inclusive críticas por lo que, a juicio de algunos, debería haber abordado el Santo Padre en sus reuniones e intervenciones. En mi personal punto de vista, entre el vicario de Cristo y el jefe de estado, veo  un hombre  mayor, quien con 79 años de edad, nos mostró una gran congruencia y sabiduría en plenitud. No cabe duda que la humildad, la madurez, la fe y las convicciones hacen de él un personaje especialmente valioso en momentos como los que vive hoy la humanidad entera.

En nuestra patria, en el campo y en las ciudades, podemos y debemos voltear a ver más a nuestros ancianos, a quienes la vida les ha otorgado, por el solo hecho de ser mayores, cualidades reunidas en la experiencia y sabiduría que haríamos bien en aprovechar para vencer los tantos deterioros que sufren las generaciones actuales, atrapadas en el vértigo de una vida fácil y rápida.

Así me parece esta imagen donde hasta el maguey parece ávido de escuchar y acercarse a esta mujer de nuestro campo que lleva consigo ese encanto que dan los muchos años vividos y bañados de sol, en este Querétaro nuevo que deseamos conservar.

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