Poco a poco el tiempo y la tecnología, han propiciado que la gran mayoría de las aldabas en las puertas de las ciudades del mundo guarden silencio y se conviertan en mudos testigos de metal. Sin embargo, algunas de ellas orgullosamente aún suenan con ese martilleo que les caracteriza anunciando la presencia de alguien en la puerta de la casa. 

Recuerdo aquella formada por un pequeño aro torcido de metal que sonaba fuerte en la puerta de la casa de mis padres. Inclusive, los hermanos teníamos un modo personal de tocarla y saber, antes de abrir, quien era la persona que estaba afuera. La actualidad ha cambiado esta tradición centenaria en nuestro país y milenaria allende los mares. 

Nuestra ciudad, aún cuenta con hermosas aldabas y aldabones en las casonas de su centro histórico, como esta imagen donde la puerta también podría compartir una larga historia, como muchas en este Querétaro nuevo que deseamos conservar.

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