Daniel Pedraza Orihuela llegó a Querétaro hace nueve meses junto con su esposa Lorena y sus hijas. Dice que en la ciudad ha encontrado un lugar donde ve que sus sueños y su proyecto de vida se pueden hacer realidad. Originario de Tenango del Valle, Estado de México, señala que la casualidad hizo que se mudara a Querétaro, donde no le va mal.

La pareja hace un breve receso. Los clientes que comen tacos de cecina están en lo suyo. El olor a la carne asada es hipnótico. El ruido del mercado, de los niños jugando y los comerciantes que ofrecen sus mercancías completan el cuadro.

“Venimos del Estado de México, del municipio de Tenango del Valle, llegamos en mayo del año pasado. Una meta o un capricho de nosotros no fue venirnos a vivir a Querétaro.

“Simplemente se fueron dando las cosas. Teníamos el negocio de la cecina y poco a poco se fue encaminando hacia acá. Se presentó la oportunidad y simplemente la tomamos, no la quisimos dejar pasar”, subraya.

Explica que venía a Querétaro entregar cecina y se regresaba a Tenango del Valle. Su trabajo, dice, ni siquiera era hacer tacos.

Platicando con algunas personas le comentaron del mercado de La Cruz y de otros más. Anduvo buscando donde vender su producto, pero sin hacer tacos, únicamente la carne. Buscando local, le ofrecieron el puesto donde se ubica.

“Realmente es difícil desprenderse de la familia. Teníamos una vida allá en el Estado de México, y de repente se presenta esta oportunidad. Dejé pasar un mes. Nada más decía que sí, pero ganas de desprenderme de todo, no quería”, abunda.

Le volvieron a llamar para insistirle si quería el local en el mercado. Lo platicó con su esposa, y no lo pensaron mucho, pues ya habían pospuesto la decisión durante un mes. Muchos no le creen que casi todo el proceso para mudarse e iniciar un negocio lo hicieron a través de la red social Facebook, buscando locales en renta.

Clientes satisfechos

Los dos clientes se van satisfechos luego de comer sus tacos. Otra joven que come su taco de cecina con papas a la francesa escucha la charla.

Lorena, la esposa de Daniel, escucha lo que su marido dice, mientras prepara un poco de cecina para unos tacos. Cuando la carne está lista, la pasa a Daniel, quien la pica y prepara los tacos, con sus papas y cebollas.

Daniel explicaque sus hijas ya van a la escuela en planteles de la ciudad. Dice que nunca habían salido de su tierra, y mudarse a una ciudad como Querétaro, desde un municipio con 77 mil habitantes fue un cambio radical, pero se van adaptando.

Recuerda que llegaron en mayo, cuando el calor es más intenso. Tenango es un lugar con temperaturas frías. “Nos estábamos derritiendo aquí”, dice mientras ríe.

La cecina es conocida en Querétaro, pero el obispo, que es un embutido que se prepara en el Estado de México ha costado un poco darla a conocer a los queretanos.

Precisa que ellos tienen un estilo para asar la cecina y mucha gente les quiere decir “la manera correcta” de preparar los tacos. Reconoce que son personas que tienen muchos años en la taquería, pero en tierras mexiquenses las cosas son diferentes y tienen su estilo para prepararlos

Incluso, indica que la arrachera la preparan a su estilo, y aunque tienen clientes del norte del país, donde son especialistas en cortes de carne, les dicen que no la prepara como lo hacen alla, hasta que prueban y se rinden a los sabores mexiquenses.

“Del obispo si nos ha costado trabajo. Cuando lo trajimos a la gente le daba no sé qué. No sé qué pensaban. Ahorita lo ofrecemos, les damos un pedacito a un lado de su taquito, y lo van probando y les van gustando”.

Un buen negocio

Daniel dice que cree que les va bien a secas, aunque sus clientes y conocidos les dicen que les va muy bien. Sienten que están más o menos las ventas. Para el tiempo que llevan en Querétaro se han hecho de una buena clientela.

No fue fácil dejar la tierra. Lorena y Daniel son muy allegados a su familia y cada fin de semana se reunían para comer o cenar todos juntos.

“Estábamos muy allegados con mis suegros, con mis papás. Eran reuniones de cada ocho días, cada tres días con los abuelos, con los primos. Allá son casas con terrenos grandes y casas grandes. En las mesas grandes cabíamos todos. Ellos siguen cenando, nosotros ya no”, dice con un poco de nostalgia.

Los fines de semana ahora los ocupan para trabajar, pues es cuando más gente sale a comer en familia o al mercado. Descansan los martes, que ocupan para hacer las actividades del hogar que no hacen entre semana, así que no tienen mucho tiempo para salir por la ciudad, aunque tratan de darse su tiempo en familia para pasear por el centro.

“Nos ha gustado mucho Querétaro. En el Estado de México veíamos nuestros sueños muy lejos. Sentíamos que no los podíamos alcanzar. Aquí todavía no se cumplen, pero los vemos un poquito más cerca”, puntualiza Daniel.

Google News

TEMAS RELACIONADOS