Desde hace 13 años, la familia Ruiz Soto ha mantenido a flote Viña TX, viñedo familiar administrado por ambos padres y sus cuatro hijos.

Fue en 2008 cuando Gerardo Ruiz Esparza, el padre de familia, decidió dejar de trabajar para otros viñedos y comenzar su propio proyecto, el cual actualmente les permite producir ocho tipos de vino.

“Es prácticamente un viñedo familiar. Es pequeño pero muy importante para nosotros, todos nos involucramos en el proyecto, algunos de mis hijos junto conmigo nos encargamos de la producción; otros, del área administrativa y publicidad, y mi esposa se encarga del área de cocina, porque también tenemos un restaurante”, comenta.

Originario de Aguascalientes, Gerardo Ruiz Esparza cuenta que creció entre viñedos, pues sus padres también trabajaban en la producción de vinos, administrando diversas viñas.

Cuando llegó su momento, aplicó sus conocimientos para administrar un rancho ubicado en Querétaro, donde también se producían uvas. Ahí laboró durante 24 años.

“Soy de Aguascalientes, antes de mí, mis padres también trabajaron en viñedos, y por eso yo prácticamente crecí entre uvas, crecí con esto.

“Fue en 1979 cuando un amigo nos invitó a administrar su rancho aquí en Querétaro y de esa forma estuvimos 24 años administrando su rancho.

“Yo trabajé también en otro viñedo, que era muy importante porque de ahí surtíamos uva a importantes empresas de las zona”, cuenta.

Años después, en 2008, Gerardo y su esposa Martha Soto iniciaron un proyecto propio y comenzaron a administrar su propio viñedo, que actualmente tiene el nombre de Viña TX, ubicado en el municipio de Tequisquiapan, Querétaro.

En Viña TX se cosechan al año cuatro toneladas de uva macabeo, salvador, cabernet sauvignon y merlot, de las cuales 20% son de mesa y el restante para la elaboración de vinos blancos, salvador y cabernet sauvignon. Actualmente, ya produce ocho etiquetas distintas, la línea de vinos lleva por nombre Hoja de parra.

Gerardo cuenta con orgullo que Viña TX es un proyecto 100% familiar, pues no sólo él y su esposa se encargan del viñedo, sino que también se involucran sus tres hijos, Óscar, Gerardo y Fernando.

“Una vez que nos independizamos, surgió la idea de hacer nuestros propios vinos, crear nuestro propio viñedo, toda la familia se integró.

“Mis hijos tienen cada uno profesiones distintas, pero se involucran en el viñedo de distintas formas, además de la producción, administración, publicidad y demás, uno de mis hijos puso un café aquí en el viñedo y lo administra. Otro es sommelier y se encarga de los recorridos turísticos, de los vinos, la producción de uva.

“Todos han trabajado en esto, mi esposa por supuesto, ella se encarga del restaurante, de la cocina, de atender a los comensales. El restaurante es parte importante del viñedo, como también la parte del hotel, del café, cada aspecto aporta algo importante al concepto de Viña TX”.

Gerardo Esparza insiste en que Viña TX es un proyecto a largo plazo, con el que espera heredar a sus hijos el gusto por los viñedos.

Señala que la principal enseñanza que deja un proyecto como este es el de la perseverancia, pues mantener un viñedo en buenas condiciones requiere de paciencia y responsabilidad, pues antes de ver los resultados, pasarán varios años.

“Después de tantos años aprendes que las cosas se tienen que hacer bien, afortunadamente la experiencia que adquirí en mis trabajos anteriores pude aplicarla en nuestro viñedo. Administrar un trabajo así es una experiencia muy grata porque uno va viendo los logros obtenidos, sientes el rigor del costo de las cosas, te vuelves más cuidadoso, sabemos que esto es un proyecto a largo plazo y aprendes a cuidar mucho la inversión, cada trabajo que hagas lo haces con cuidado, sembramos la semilla para que esto trascienda y nuestros hijos hereden el gusto por lo que nosotros hacemos.

“Son muchos años de trabajo y dedicación, es un trabajo que requiere atenciones todos los días, granito a granito, es lo primero que aprendes, la perseverancia”, afirma.

Ruiz Esparza reitera que trabajar en un viñedo es una labor que requiere atención diaria para evitar maleza y plagas, además de revisar que las condiciones climáticas se mantengan lo más óptimas posibles.

“Una vez que se establece el viñedo se debe cuidar que las condiciones de la planta sean óptimas, que los riesgos sean adecuados, controlar la maleza y por supuesto cuidar de los insectos y demás plantas. Todos los días se debe observar, recorrer el viñedo y detectar algún problema, para atacar antes de que se expanda”.

Recientemente, Viña TX pudo realizar su tradicional vendimia, después de meses de permanecer cerrado al público debido a la pandemia ocasionada por el Covid-19. Gerardo Ruiz recuerda que no fue fácil sobrevivir a la pandemia, pues durante más de tres meses el viñedo operó a puerta cerrada, sin recibir turistas y, por lo tanto, tampoco ingresos económicos.

Invita a los ciudadanos a continuar respetando las medidas de salubridad, para permitir que los pequeños y medianos productores puedan seguir operando, como es el caso de este proyecto familiar.

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