“Pásele, ¿qué le vamos a dar? Tenemos gorditas, tacos de guisado, ¿qué le servimos?”, escucha el cliente que se adentra en el área de comida del mercado de La Cruz que, con la pandemia de Covid-19, trata de recuperar su normalidad.

En la zona de comida que abarca una amplía área de este tradicional centro de abasto de la capital queretana, se observa a decenas de consumidores sin guardar sana distancia en pleno periodo en donde las estadísticas indican que hay un incremento en los casos de Covid.

Desde tacos de cecina traída de Tenango del Valle, en el Estado de México, hasta pan artesanal elaborado en el primer cuadro queretano, la variedad de alimentos complace a todos los gustos.

En las entradas del mercado se ofrece líquido sanitizante a la clientela que ingresa. Una medida para evitar contagios de Covid-19 que ya se hizo costumbre entre la población.

Los puestos que ofrecen tacos de guisados son los más socorridos durante toda la semana. Quienes acuden a comprar su despensa o la comida del día, saben que en estos puestos pueden encontrar un buen tentempié, para aguantar el regreso a casa y la hora de la comida.

Para muchos, el mercado de La Cruz y su comida se convierten en su rutina. Para quienes trabajan en las inmediaciones del mercado y en el barrio, acudir a comer al mercado es una buena opción, pues los alimentos no son caros, en comparación con otros lugares.

Además, la variedad de alimentos que se pueden encontrar en todo el mercado permite complacer a todos los paladares. No sólo los puestos del interior del mercado. Afuera, si se prefiere algo más tradicional, se puede optar por unos tamales y un champurrado.

Una delicia para el paladar son las tortas de tamal -conocidas como “guajolotas” en la Ciudad de México- de donde, se dice, son originarias, o al menos a alguien allá se le ocurrieron. La mezcla ha ganado terreno en el gusto de los queretanos.

Sin temor al Covid-19: abarrotan mercado de La Cruz para "echar un taquito"
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El cliente también puede elegir entre barbacoa y un sandwich acompañado de un jugo de naranja, como por un caldo de pollo con un jarro de café de olla. Por las condiciones impuestas por la emergencia sanitaria de la pandemia aún no se pueden usar todos los lugares para atender a los comensales.

Para poder cumplir con la demanda, también hay servicio para llevar; el chiste es que los clientes se puedan ir satisfechos y con el estómago contento.

También, para quienes prefieren algo dulce, se ofrece pan en varios negocios. La clientela que acude temprano a hacer las compras del día, también puede aprovechar para llevar el pan para el desayuno: conchas, cuernos, volovanes, donas... hay para todos los gustos.

Si, en caso contrario, se quiere preparar el almuerzo en casa, los ingredientes se pueden encontrar en el mercado de una manera accesible.

Dentro, vegetales y carnes de todo tipo, incluso, de especies consideradas exóticas, bajo pedido en granjas especializadas, hasta vísceras, con las clásicas carnitas. Para quienes prefieren los productos del mar, los negocios de pescados y mariscos ofrecen una gama amplia de cocteles, desde el tradicional de camarones, hasta los “vuelve a la vida”, pasando por los filetes, así como quesadillas y tostadas, acompañadas con una cerveza.

Cerca de los mariscos, se venden cócteles de frutas, jugos y licuados. Una opción para quienes buscan algo fresco para desayunar o almorzar. La mezcla de la fruta fresca recién picada, llama la atención de clientes.

“Todavía no se recuperan las ventas como antes de la pandemia”, dice uno de los locatarios, mientras señala que mucha gente no ha regresado al mercado, quizá por la costumbre de comprar en los supermercados y no en los mercados públicos de la ciudad.

Además, en estos días se llevan a cabo obras en las inmediaciones del mercado, lo que, en parte, inhibe que los clientes en automóvil puedan llegar, a pesar de que el mercado cuenta con estacionamiento suficiente, con excepción de los domingos, cuando ese espacio es usado para el tianguis.

El movimiento, para ser el del un fin de semana, es discreto. El tránsito alrededor del centro de abasto es fluido. El movimiento de los comerciantes es constante, esperan tiempos mejores.

La mayoría de los comerciantes de este punto comercial coinciden en que los clientes han regresado de manera muy lenta al mercado. Los compradores fieles están ahí, pero en la medida de antaño, no saben si por temor a un contagio o porque fueron víctimas Covid.

Por la tarde, lejos de disminuir la actividad en el mercado, los locales que ofrecen comidas corridas son los favoritos.

Mientras que por la tarde-noche, el tradicional mercado de Garibaldi será el buscado por los queretanos que quieren cenar algo sustancioso.

Los queretanos buscan hacer su vida con relativa normalidad. Hacen sus compras, almuerzan “para apoyar el comercio local” y compran en los mercados.

Sin embargo, ese movimiento social, las constantes salidas en familia y relajar las medidas sanitarias pueden pasar factura con el aumento de contagios de Covid-19. Apenas el viernes 9 de julio se contabilizaron 97 nuevos casos, y las autoridades sanitarias han advertido de la tercera ola de Covid-19.

Las advertencias preocupan a los comerciantes que han pasado meses de “vacas flacas”.

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