Llegan en silencio, con la cabeza agachada. Unos pocos hacen comentarios con sus compañeros. El estadio Corregidora nuevamente es habilitado como albergue para los migrantes centroamericanos que cruzan Querétaro en su paso a Estados Unidos.

El inmueble es ocupado por personal de distintas instancias de gobierno, dispuestos ahí para atender las necesidades de los centroamericanos que llegan al estado.

Hombres, mujeres, niños. Familias completas llegan al Corregidora para pasar la noche. Algunos aprovechan la pipa de agua instalada junto a los baños móviles para lavarse, quitarse el polvo del camino, o refrescarse luego de medio día de travesía, desde la Ciudad de México.

Los migrantes arriban en grupos de cinco a diez personas. A las 16:00 horas llega el grueso de esta caravana migrante. En menos de media hora ingresan al estadio poco más de 200 personas, bajo la mirada de los representantes de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), cuyas órdenes son no dejar pasar a personas ajenas a las instancias de gobierno y los mismos migrantes.

Llegan cargando colchones, cobijas, mochilas con ropa, empujando carriolas, cargando bebés, con sus sueños de una mejor vida en Estados Unidos, con la esperanza de llegar con sanos y salvos del otro lado. Llegan con la esperanza de cruzar la frontera, a pesar de los políticas migratorias de la administración de Donald Trump.

Afuera del estadio se disponen un par de vendedores. Uno ofrece papas frituras. Otro tacos de canasta. Los venden a los migrantes que luego de su travesía llegan hambrientos y sedientos.

Muchos, apenas dejan sus cosas, salen del estadio para buscar una tienda de conveniencia donde pueda hacer una recarga telefónica, comprar un refresco o algo de comer.

Noemí Bobadilla y Amy Palma, ambas de Honduras, salen del estadio. Noemí lleva en brazos a una bebé, Rachely, hija de Amy. Las tres mujeres caminan por el estacionamiento de tierra del estadio. En su rostro se denota el cansancio de la jornada, pero salen a buscar una tienda donde puedan hacer una recarga de celular y comprar un refresco.

Dicen que salieron de su país hace 16 días. Las dos se conocieron en la caravana y se acompañan. Ser migrante y ser mujer es ser doblemente vulnerable. Con una bebé de meses, esa vulnerabilidad es aún mayor. Migrar se convierte en un actividad de altísimo riesgo.

Noemí explica que la situación en su país es complicada, pues si se quiere poner un negocio los impuestos son cada vez más difíciles de cubrir, además de la inseguridad, pues la delincuencia se disparó en los últimos años.

Sigue la odisea migrante por el americandream
Sigue la odisea migrante por el americandream

Amy, con 19 años, dice que ella estudiaba bachillerato en informática, pero por la situación económica y su embarazo tuvo que dejar los estudios. Noemí es un poco mayor, tiene 39 años.

La mujer explica que en este peregrinar han enfrentado muchas cosas complicadas.

Amy agrega que en la mayoría de los lugares donde han transitado los han atendido bien, con algunas excepciones, pues pasaron por sitios donde ni siquiera les dieron agua.

Al principio, cuando comenzamos la caravana, nos decían que les daba miedo, porque las otras (caravanas) habían hecho mucho desorden”, añade Amy.

Juntas, Noemí y Amy pasan por familiares. Son simplemente tres generaciones de mujeres que huyen de la pobreza, la marginación y la falta de oportunidades en su país, por lo que tienen que partir, con la esperanza de encontrar un futuro mejor en Estados Unidos, la tierra prometida de todos los migrantes.

Noemí confía en que podrán cruzar la frontera estadounidense, a pesar del cierre de fronteras y la xenofobia del presidente de aquella nación. Tienen fe en Dios.

Agrega que tras pasar la noche en Querétaro, este viernes 1 de febrero partirán rumbo a San Luis Potosí, cambiando la ruta de las anteriores caravanas, que tomaban rumbo a Guanajuato.

Amy dice que les informan con poco tiempo de anticipación del destino que seguirán en la caravana. Lo único que saben es que este viernes parten a San Luis Potosí.

Los días venideros y los estados por donde pasarán, serán los más complicados. Las temperaturas serán más bajas. La bebé padece un resfriado, mientras que la voz de las dos mujeres denota una molestia en la garganta, algo normal en el recorrido, aseguran las migrantes que reciben atención médica.

Amy añade que el viaje para ellas es más complicado, pues si quieren ir al baño no en cualquier lugar lo pueden hacer, además de que se cansan más rápido que los hombres, sumado a que van con niños muchas veces.

Las tres mujeres salen del estacionamiento, buscando un lugar donde comprar algo, para luego regresar a descansar.

Por su parte, el Grupo Interinstitucional informa que en el transcurso del jueves 31 de enero, se recibió a un total de mil 891 personas migrantes (mil 113 hombres, 345 mujeres, 268 niños y 165 niñas), quienes fueron recibidos en el Estadio Corregidora en el municipio de Querétaro.

La Secretaría de Salud ha brindado 195 asistencias médicas.

Verificaron 54 baños móviles y se realizaron determinaciones de cloro residual de los sistemas de abastecimiento de agua y se cloró un depósito de 10 mil litros.

bft

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