“Con este desfogue se fue toda la mojarra por túnel en donde se da el proceso de tirar el agua. Toda esa mojarra se perdió”, comenta Wenceslao Álvarez, uno de los 800 pescadores que hay en la Presa Zimapán, la cual almacena agua que proviene de los ríos Tula y San Juan, en la zona limítrofe de los estados de Querétaro e Hidalgo.

Este cuerpo de agua en los municipios de Zimapán, Hidalgo, y Cadereyta de Montes, Querétaro, es operado por la Comisión Federal de Electricidad (CFE), que decidió desde el pasado 9 de septiembre abrir sus compuertas para tirar líquido.

Estos desfogues se suspendieron algunos días de manera intermitente, en su mayoría se dieron durante casi un mes y ayer domingo a las 13:00 horas terminaron, debido a que se cerró la compuerta del túnel de la citada presa y todo dependerá de que no llueva otra vez para no tirar agua nuevamente.

El desfogue se dio debido al crecimiento que han tenido las afluentes de los Ríos Tula y San Juan, producto de las intensas lluvias en la región.

Wenceslao es un hombre que trabaja del lado de Hidalgo, en los centros turísticos conocidos como El Saucillo y El Jetai, que forman parte del municipio de Zimapán, donde hay unos pequeños establecimientos, algunos de ellos cubiertos por una palapa, donde venden la mojarra “bien preparada y acompañada con arroz y frijoles, verdura y tortillas por 110 pesos”.

Refiere que en Zimapán no se han observado fuertes lluvias en las últimas semanas, “lo que pasa en que en poblaciones del estado de México, Hidalgo y Querétaro si llovió y toda esa agua viene a parar aquí”.

“Se nos fue toda la mojarra en este desfogue”
“Se nos fue toda la mojarra en este desfogue”

Desde un pequeño muelle, nos explica señalando con sus manos la presa, que ésta tiene más de 200 metros de profundidad “y ahorita está al 95% de su capacidad, porque ya bajó el nivel del agua”.

“En este momento están tirando el agua, se busca que se vaya, por eso abrieron las compuertas para tirar agua.

“Esta situación nos afectó; con este desfogue se fue toda la mojarra, se fue por túnel en donde se da el proceso de tirar el agua. Toda esa mojarra se perdió, se murió por el golpe de agua que se da al caer, pues son muchísimos los metros de altura desde donde el agua sale con fuerza y cae a los arroyos que se forman en la zona”, expone con tristeza Wenceslao, un hombre de tez morena que se cubre con una gorra blanca de los intensos rayos del sol.

Los pescadores de Hidalgo y Querétaro, asegura, están muy afectados desde hace un mes con el desfogue, “pues nosotros compramos pescado pequeño para que se reproduzca en la presa y en esta ocasión se murió ese cultivo, por eso tenemos problemas para obtener ingresos para sostener a la familia”.

Refiere en este cuerpo de agua “es una mezcla de agua llovediza con agua sucia que sale la Ciudad de México, sacamos pescado, principalmente mojarra, bagre, carpa y lobina para la pesca deportiva.

“La mojarra se vende al mayoreo a 45 pesos kilo y 65 al menudeo, mientras que la carpa se vende 25 pesos el kilo”.

Otra de las actividades que se ha parado, explica, son los paseos en lancha, principalmente sábados y domingo, “pero en este momento la gente se espanta y no llega hasta la presa”.

“Se nos fue toda la mojarra en este desfogue”
“Se nos fue toda la mojarra en este desfogue”

La presa se llenó de basura

Por su parte, Enrique Barrera, otro de los pescadores de El Saucillo y El Jetai, dice que en este momento la presa se encuentra parada, debido a que su nivel de almacenamiento se encuentra a su máxima capacidad.

“Es muy triste que no lleguen aquí los apoyos del gobierno federal, a pesar de que escuchamos que las autoridades están apoyando a las personas de Tula, Ixmiquilpan, Querétaro, pero a nosotros no, pese a que recibimos el desagüe que viene de todos lados. Necesitamos con urgencia el apoyo del gobierno porque estamos sin trabajo”.

Enrique Barrera también representa a una cooperativa de pescadores de Zimapán, Tasquillo y Tecozautla, en el estado de Hidalgo, que capturan producto en este cuerpo de agua, subraya que “ya se cumplió un mes de que está parada la pesca” en esta enorme presa.

“Aquí nos pasó de todo. Tenemos un cuarto que nos sirve para trabajar el cultivo de pescado, ese se inundó, en otras zonas de la presa entró mucha basura que viene del Río Tula, son como 10 kilómetros donde hay basura, lodo y escombro y esto hace imposible transitar en la lancha”, explica.

Este problema, detalla, también los tienen los pescadores de Querétaro que laboran en la comunidad de Tzibanzá, “es el mismo embalse, en donde operamos ocho cooperativas de pescadores del estado Hidalgo y cinco de Querétaro, aunque creo la mayor afectación pesquera está en Hidalgo, y en Querétaro se golpeó más a las actividades turísticas”.

Refiere que, en las dos entidades, trabajan alrededor de 100 lanchas, pues somos 800 pescadores, todos integrados a las 13 cooperativas que existen, “somos demasiados las personas afectadas, debido a que está paralizada la pesca”.

La situación es tan extrema, dice, que los restaurantes de El Saucillo y El Jetai, para poder operar, están comprando pescado en tiendas de Querétaro y la Ciudad de México, “estamos desesperados porque no sabemos cuando volverá esto a la normalidad, esperemos termine el desfogue que sabemos lleva el agua hasta Tamazunchale, San Luis Potosí”, agrega.

Me dan ganas de regresarme a EU

Explica que en tiempos normales, el trabajo de captura de producto en la presa se hace de 7:00 de la mañana a 5:00 de la tarde, de lunes a viernes, y por la noche se prohíbe pescar.

Barrera refiere que lleva alrededor de 10 años como pescador “y la verdad es una actividad muy pesada debido a que andamos todos los días enfrentando a los rayos del sol, es laboriosa la pesca y cuando nos va bien sacamos cada pescador entre 30 y 50 kilos, pero [si] únicamente sacamos cinco kilos es que nos fue muy mal”, narra.

Enrique Barrera explica que hasta la presa Zimapán llega un comprador que se lleva todo el producto al mercado de la Viga, en la Ciudad de México, y también a poblaciones del Estado de México, “pero ahorita no vienen, pues no tenemos producto”.

“Con esta situación ya me dan ganas de regresarme a Estados Unidos”, dice Enrique, quien refiere que antes de dedicarse a la pesca en Zimapán estaba en el vecino país del norte, “allá trabajaba, me las veía duras, pero teníamos dólares, veíamos el resultado, pues teníamos dineros, pero aquí trabajamos y no tenemos”, añade.

“Se nos fue toda la mojarra en este desfogue”
“Se nos fue toda la mojarra en este desfogue”
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