Guadalajara.— A más de 380 kilómetros de Querétaro, en camino por carretera, se localiza Guadalajara, ciudad en la que el visitante disfrutará de unas “fiestas patrias” muy emotivas porque podrá cantar a todo pulmón y bailar al ritmo de los sones del mariachi, pero también conocer su historia, al igual que de la charrería, símbolos populares y culturales nacionales que, al fusionarse, permiten tener el mejor y más alegre festejo.

La Catedral de la Charrería

Uno de los puntos obligados para los visitantes nacionales y extranjeros que llegan a la ciudad es conocer el Lienzo Charro Charros de Jalisco, inmueble que se conoce como la Catedral de la Charrería.

En el Lienzo Charro de Guadalajara, explica Jesús Mora, director de la tour operadora Andares México, se ofrece un recorrido turístico que se llama Entre Charros, el cual comienza diariamente alrededor de las 10 de la mañana, luego de que guías y organizadores realizan la recolección de turistas en los principales hoteles hostales de la ciudad.

“A las 10 de la mañana se inicia y a partir de ese momento se enseñan tres partes muy importantes: la historia de la charrería, también se practica un poco con la soga y al final de la práctica se degusta un tequila y se cantan canciones de mariachi”.

El 50% de los visitantes que toman este tour turístico, apunta, proviene de los Estados Unidos, aunque en los últimos meses también se registra una afluencia importante de personas colombianas, “el resto son visitantes nacionales”.

“Aquí lo que se hace Entre Charros es muy emocionante debido a que además de ver una charreada —únicamente en domingo—, la gente puede interactuar también con un toro o los caballos y las reservaciones se pueden hacer a través de Facebook y agencias de viajes mayoristas, normalmente se cobra 600 pesos por adulto y 300 por niños y el tour dura cuatro horas”, detalla.

La magia de los sombreros de charro

Quienes toman el recorrido en el lienzo también conocen el proceso artesanal de elaboración de sobreros de charro, que llegan a costar hasta 70 mil pesos.

Francisco Gudiño, sombrerero artesanal en el Lienzo de Guadalajara, con ocho años practicando el oficio, explica que este producto se elabora con pastas compactadas.

“Yo le pongo a la pasta una goma y todo se trabaja a calor con una plancha como de tintorería, todo hecho a mano, lo hormo, le doy forma en cuanto a talla del cliente. Todo sombrero se hace en base al gusto y talla del cliente”.

“El precio mínimo de un sombrero charro es de 10 mil pesos, son aquellos que llevan pelo de conejo, aunque hay un sombrero que lleva galón francés y tiene un costo aproximado de 12 mil pesos, pero hay sombreros que llegan a tener precios hasta de 70 mil pesos”, expone.

Además, Francisco, desde su pequeño taller, refiere que su esposa le ayuda a bordar los sombreros que le piden sus clientes, “todo lo hace a mano utilizando canutillo francés”.

Alrededor de 15 días tarda en elaborar un sombrero, “tiempo que va desde que llega el material, hacer, engomar y entregar, pero si es un sombrero que lleva un bordado se tarda un mes aproximadamente para entregar al cliente. Todo es un proceso muy laborioso”, afirma.

A cada cliente, reitera, se le entrega un sombrero a la medida. “Yo soy como un sastre, le tomo medidas de la cabeza para poder hacer la copa y el ala, se hace el sombrero a la medida”.

Destaca que el 80% de sus clientes son originarios de Estados Unidos, mientras que el 10% es de Guadalajara y el restante 10% proviene del resto del país, “aunque ya hemos enviado sombreros a Chile y Panamá”.

“Cuando el cliente me pide un producto desde los Estados Unidos yo les pido unas fotografías y también les recomiendo que se midan un sombrero y me pasen las medidas de la entrada de lo largo y en lo ancho, pero además se les pide que se midan la cabeza con una cinta métrica y con eso yo me baso”, detalla.

El más ligero de los sombreros de charra, explica, pesa alrededor de dos kilos, mientras que el más pesado llega a ser de 3.5 kilos. “La mayoría de los sombreros los hacemos con pelo de conejo, aunque puede haber pelo de castor, liebre y el material que se utiliza para los adornos puede ser en los bordados canutillo francés, galón francés, cordón fino, entre otros”, resalta.

Festejan al charro

Para el próximo miércoles 14 de septiembre, además de que la Asociación Charros de Jalisco festeja su 102 aniversario, también se celebra el “Día del Charro”, destaca Jorge Torres, responsable de relaciones públicas de esta asociación.

“Ese día (14 de septiembre) comenzamos con nuestra misa en el Santuario de Guadalupe y una vez que termina la misa se hace un desfile charro, desde el Santuario hasta el Lienzo y a las 12 del día se realizan los Honores a la Bandera y después comienza la primera charreada de gran gala y segunda charreada será a las 3 de la tarde”.

Asimismo, agregó, los días 16, 17 y 18 de septiembre se tendrá un torneo charro de aniversario de la asociación Charros de Jalisco, evento en el cual participan equipos de todo el país. “Es importante para nosotros que nos visiten, pues qué mejor que festejar las fiestas patrias disfrutando nuestro deporte nacional como es la charrería y tomándose un buen tequila y disfrutando una buena música, en un ambiente familiar”.

El semillero charro

La asociación Charros de Jalisco, explica, también tiene su escuela de charrería, “principalmente son niños que toman clases los lunes, miércoles y viernes y los alumnos más grandes lo hacen martes y jueves.

“Aquí llegan alumnos que no tienen nada de conocimiento de la charrería, aceptamos a personas de cualquier edad, pues el único requisito es que quieran aprender charrería”.

Hay alumnos, apunta, que aprenden los básico en una semana y “eso consiste en aprender a montar a caballo correctamente y dominar la soga para poder después competir en las diferentes categorías de la escuela de charrería”.

La cuna mundial del mariachi

Al suroeste de Guadalajara se toma la carrera para ir a Cocula, donde sobresalen enormes plantíos de caña, maíz y agave, los cuales resaltan con quienes montan a caballo, pero también venden artesanías y gastronomía típica de la región como es la birria.

La entrada a Cocula —pueblo localizado a 56 kilómetros de Guadalajara— es pintoresca y hospitalaria: “ahí un monumento dedicado al mariachi recibe a los miles de turistas que llegan.

“Es un monumento que muestra un mariachi en sus orígenes, con cuatro elementos, número que creció en la medida que estas agrupaciones empezaron a ser más populares, pues se integran por 15 o 20 elementos. Son grandes mariachis que llevan trompeta y arpa, pero originalmente no había trompetas en el mariachi. Dos violines, vihuela y guitarrón, era lo necesario para un mariachi”, expone Jesús Mora.

A Cocula, destaca, se le considera como la cuna del Mariachi y por ello sobresale su museo temático en el que se aborda la historia de este grupo musical que se identifica con las tradiciones nacionales más arraigadas de este país.

“Cocula es la cuna mundial del mariachi, cuya música es muy querida en Croacia, China, Japón, Egipto, Estados Unidos, Venezuela, Panamá, Colombia y diferentes partes del mundo. Esto es algo muy propio de México, pero especialmente en Cocula, donde nació”, indicó.

Además, destaca que el mariachi ha sido reconocido por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, “y por eso es importante crear un programa de salvaguarda y difusión, mediante el turismo”, resalta.

Uno de los atractivos que se ofrece todos los domingos por las tardes, refiere, es la realización de verbenas que duran varias horas en la Plaza Principal de Cocula, con la participación de varias agrupaciones de mariachis. “Y eso ayuda para además disfrutar una buena birria. Es una buena fiesta con mariachi”, resalta.

En el Museo del Mariachi, detalla, los visitantes podrán encontrar fotografías que dan cuenta de la evolución que ha tenido a lo largo de la historia este tipo de agrupación musical, “al inicio usaban vestimenta de manta, paliacate y sarape”, relata.

Este recinto cuenta con cinco salas permanentes, en las que se exhiben trajes de mariachis, instrumentos musicales, discos, fotografías y documentos que dan cuenta de la evolución de este género musical.

También en el museo, situado en el centro del pueblo, en Juárez 29, se encuentra un mural que fue pintado por Rafael Ramírez, en el que se recorre cronológicamente la historia de la música de esta región.

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