Desde que las nuevas medidas de salubridad se anunciaron en Querétaro para evitar la propagación del Covid-19, las tiendas de autoservicio también han endurecido sus filtros de seguridad hacia los clientes, por lo que los tiempos de espera para ingresar a alguno de estos establecimientos puede llegar a ser hasta de 20 minutos.

Para cumplir con las disposiciones oficiales, en las tiendas de autoservicio sólo se permite el ingreso de una persona por familia, y el uso de mascarillas es obligatorio, el acceso a niños está prohibido y recomiendan que los adultos mayores no asistan a las tiendas.

Es común que en la entrada de estas tiendas como Walmart o Aurrera, dos o más personas se dediquen únicamente a recordar las medidas de salubridad a clientes que pretenden ingresar y, de hecho, debido a que el acceso es limitado, también es común ver largas filas de espera.

En el piso también se han marcado con grandes “X” el área en que cada persona debe esperar para mantener la distancia de 1.5 metros recomendada. Lo mismo pasa con los cajones de los estacionamientos.

Al ingresar a la tienda, los clientes deben pasar sobre los tapetes sanitizantes de calzado, tomar gel antibacterial y pasar frente a un medidor de temperatura.

Al momento de salir, el personal de seguridad indica las puertas destinadas sólo para las salidas.

En una de las bocinas, ubicada a la entrada de la tienda, una grabación repite constantemente las recomendaciones de salud.

“Sólo deberá ingresar una persona mayor de 12 años por familia o grupo, uso obligatorio de cubrebocas cubriendo de nariz a barbilla, mantener una distancia mínima de 2 metros entre cada persona respetando la distancia con una equis marcada en el piso, para evitar aglomeraciones no podrá permanecer su acompañante afuera de la tienda, apegarse al filtro sanitario que se realiza al ingresar”, reza.

Aunque estas medidas las hemos escuchado hasta el cansancio, aún son varias las personas que se resisten a cumplirlas.

Arturo, que es empleado de seguridad en una de estas tiendas, detalla que insistir a la gente que use cubrebocas y discutir con los clientes porque no pueden entrar dos o más personas a la tienda, se ha convertido en parte de su trabajo.

“La gente no quiere hacer caso, algunas personas sí cumplen, pero hay otros que parece que lo hacen a propósito, todos los días vemos gente que llega sin cubrebocas o que quiere entrar con su hijo, con su esposo, con algún amigo, y se ponen a discutir con nosotros cuando les decimos que no pueden entrar juntos”, afirma.

“Y el ejemplo más sencillo es el de la distancia en la fila de espera el piso está marcada con ‘X’ y ni siquiera eso respetan, tenemos que ir constantemente a pedirles que se separen, y en el estacionamiento es lo mismo, aunque la mitad de los cajones están cancelados también con una X, vemos carros que igual se estacionan ahí; no se lo toman en serio”, comenta.

De hecho, mientras Arturo da esta declaración al UNIVERSAL Querétaro, una pareja de esposos se integra en la fila de espera, la mujer lleva en brazos a un niño pequeño; la familia se incorpora en la fila en silencio, pero el guardia va hacia ellos y les recuerda que sólo se permite el ingreso a una persona por familia.

“Tengo que entrar con mi esposa para ayudarla con el niño”, dice el padre de familia, quien señala que él no sabe cómo hacer la despensa del hogar, por lo que ese trabajo debe hacerlo su esposa “pero el niño está dormido, si se queda conmigo va a llorar, por eso tenemos que entrar los tres”.

La discusión dura algunos minutos pero, al final, molestos, deciden salir de la fila e ir a otra tienda.

“Esto pasa todos los días, les decimos que sólo uno por familia y además es riesgoso que entre el niño, es casi un recién nacido, pero la gente no hace caso, hay personas mayores, abuelos que vienen a hacer solos sus compras y claro que los dejamos pasar, pero lo ideal sería que alguien más los ayudara”.

Para Arturo, recordar las medidas de salubridad es una actividad que ya forma parte de su trabajo pero, sin duda, los días más complicados son los fines de semana, pues “es cuando tenemos más gente, es más cansado porque es repetir esto muchas veces, ver casos de gente que quiere entrar sin cubrebocas, etc”.

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