“No hay planeta B”, es el grito de los jóvenes que participan en la marcha que se une a la Movilización Mundial por el Clima, convocada por Fridays For Future Querétaro, y que movilizó a un nutrido grupo jóvenes, en su mayoría, buscan llamar la atención de la sociedad queretana y crear conciencia del daño que las actividades humanas hacen al planeta.

“Queremos un futuro, no hidrocarburos”. La cita es en la Plaza del Estudiante, a un costado de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ). En un principio son apenas cinco jóvenes que se reúnen bajo el monumento. Llevan algunos cartones para pintar sus consignas.

Conforme pasan los minutos las muchachas y muchachos llegan hasta la plaza. Unos llegan en bicicleta. Una joven de cabello rubio llega en su bici y con su perro. En un pedazo de cartón se lee: “soy un coche menos”.

La rectora de la UAQ, Teresa García Gasca acompaña por unos minutos a los jóvenes. Muchos de los participantes son estudiantes universitarios.

Itaí Montserrat, una de las participantes y organizadoras, explica que Fridays For Future, nació el año pasado, cuando Greta Thunberg, activista sueca, inició una movilización frente al parlamento sueco para pedir acciones frente al calentamiento global y el deterioro del medio ambiente.

En este caso, para Querétaro, la principal demanda es declarar la emergencia climática y respetar los Acuerdos de París. A nivel nacional es el rechazo a las refinerías, y exigir la transición a las energías limpias. Mientras que a nivel estatal es el manejo de residuos y la basura, el cuidado del agua, la calidad del aire, y que se declare la emergencia climática.

El contingente parte de la Plaza del Estudiante a Plaza de Armas. Caminan sobre Tecnológico, ocupando dos carriles, para dejar espacio a los autos. Jóvenes, niños, ciclistas y algunos adultos se suman a la movilización. Se puede ver a las ambientalistas Pamela Siurob y Teresa Roldán. Avanzan escoltados por policías municipales, en camionetas, motocicletas y bicicletas, quienes hacen los cortes de circulación y cuidan la seguridad.

Al paso de la marcha por avenida Universidad, los gritos y las canciones que entonan los muchachos llaman la atención de los clientes de los negocios. También salen los encargados de los sitios. Muchos graban con sus teléfonos móviles.

“El pueblo consciente, se une al contingente”. La manifestación sigue avanzando ante la mirada curiosa de cientos de queretanos. Muchos muestran su apoyo a los jóvenes. Comentan sus cartones reciclados en donde escribieron consignas como “ni un grado más, ni una especie menos”.

Todos se unen

Los estudiantes de una universidad observan a los marchantes y proponen unirse a la movilización.

Giran hacia avenida Juárez, donde el contingente se ve más numeroso. Las consignas se escuchan más fuerte rebotando en las construcciones de la avenida. Los jóvenes logran su cometido: que la gente que pasea por las calles se vna con el conocimiento (si alguien no lo sabía aún) de que el planeta y su vida corren peligro.

Tras rodear el jardín Zenea, comienzan a subir por el andador 5 de Mayo. A lo lejos, en Plaza de Armas, se escucha las notas de una banda de guerra. Los participantes de la ceremonia cívica lucen trajes típicos de principios del siglo XIX. Llevan antorchas para subir al techo de Palacio de Gobierno e izar la bandera, acompañados de disparos de salva.

Las consignas de los jóvenes ambientalista no cesan, a pesar de la marcha marcial. Cuando el sonido anuncia que se cantará el Himno Nacional, los chicos guardan silencio y, como todo mexicano, cantan las estrofas del Himno.

Detrás de los manifestantes, un grupo de ciudadanos que observaba la ceremonia mira sorprendido la muestra de civismo (antes habían abierto paso a la escolta).

La exigencia

Tras la conclusión de la ceremonia los ambientalistas piden entrar a Palacio de Gobierno para entregar un pliego petitorio al gobernador Francisco Domínguez Servién, pero por la hora, el personal de atención ciudadana ya se había retirado.

Ante ello, adelantaron que todos los viernes realizarán plantones en Plaza de Armas hasta que sus demandas sean atendidas por las autoridades del estado.

Pasan un tiempo en Plaza de Armas y luego se retiran, pero con la promesa de regresar hasta que sean atendidos por las autoridades estatales y se cumpla con la implementación de políticas públicas que protejan el medio ambiente antes que sea demasiado tarde, no sólo para una ciudad o un país, sino para toda la vida en el planeta.

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