Lija en mano, Severiano Romero da los últimos detalles a una base de cama que hizo. Carpintero de profesión, el hombre originario de Veracruz, dice que desde hace más de 18 años encontró el sustento para su familia en Querétaro, aunque el último año y medio fue complicado, pues la gente no compraba sus productos.

Ahora, espera que este fin de año la venta de sus piezas de madera aumente.

Originario de Soledad Atzompa, Veracruz, explica que dejó su tierra para buscar un mejor porvenir.

“Las ventas ahorita están más o menos. A veces se vende, a veces no se vende. El último año y medio estuvo de la patada, la verdad por la pandemia [de Covid-19]. Salía para más o menos irla pasando. Para un negocio, no. Era sólo para irla pasando”, comenta.

Entre sus artículos, Severiano señala que hay burós, mesas, bancos, repisas, jugueteros, libreros y las populares bases para cama, este último artículo es el que más le solicitan.

“Para la carpintería, el último año y medio estuvo de la patada”
“Para la carpintería, el último año y medio estuvo de la patada”

El artesano se instala en una de las entradas al fraccionamiento La Pradera, en el municipio de El Marqués, donde le permiten ofrecer sus productos, pues en otros sitios le dicen que se mueva.

Junto a Severiano hay vendedores de pasto, flores, comida y en esta temporada navideña, comerciantes de artículos de temporada. Es una oferta amplia para quienes buscan algún producto.

“La mayoría de la gente pregunta [por] la base [de cama]. Casi pura base [se vende]. Sillas, cajoneras, burós, además de los pedidos de la gente, que a veces quieren una alacena, si quieren un comedor también se lo hacemos”, asegura.

El hombre cuenta que los muebles, cuando son por pedido, se pueden adaptar a los espacios de las casas. Por ejemplo, las de interés social, cuyos espacios son pequeños. Los muebles se diseñan para que quepan en cualquier lugar.

Además de elaborar los muebles de madera, Severiano también los repara. Dice que si los clientes necesitan arreglar o barnizar alguna pieza, lo puede hacer. Los años de experiencia hacen que el trabajo quede bien hecho.

En la zona de La Pradera es usual ver a personas que venden u ofrecen sus productos a quienes ahí viven o en el Anillo Vial Fray Junípero Serra, que es paso obligado a los domicilios que se ubican en alguno de los fraccionamientos de la zona.

“En todos lados hay competencia, pero en otros lados no nos dejan vender, como en el centro de Querétaro. Aquí paga uno y ya los dejan vender. A veces vengo, a veces no vengo a vender por acá”, subraya.

Severiano vive con su familia en La Negreta, donde también tiene su taller. Padre de seis hijos, comenta que ninguno de ellos se dedicó a la carpintería. Nadie quiso seguir con su legado, todos fueron a la escuela y tienen diferentes oficios y profesiones.

Luego de año y medio de pandemia, en los cuales sobrevivió con pedidos que le hacían sus clientes, confía en que este fin de año las cosas mejoren, que la gente tenga más dinero y que lo inviertan en algún mueble para su casa.

Severiano observa las piezas que salieron de su imaginación y que quedaron materializadas en madera. Algunas pueden tener diferentes usos, aunque el carpintero, su creador, las haya conceptualizado para otro propósito. Eso dependerá del cliente.

Comenta que el trabajo, ya con su experiencia, puede hacerse de manera rápida. Por ejemplo, una base de cama, la estrella de sus ventas, la puede hacer en un hora de trabajo. Mientras que una cajonera, un buró, puede dedicar más tiempo. Dos al día, es el promedio.

El carpintero refiere que se instala tres días a la semana para vender. El resto de las jornadas lo dedica a la confección de sus piezas. Sábado y domingo, así como los miércoles, sale a la calle. Comienza su jornada laboral a las 11 de la mañana y termina a las cinco de la tarde. Nadie le ayuda a descargar sus productos que lleva en una camioneta. Se vale por su cuenta.

Las personas que pasan en sus automóviles voltean a ver los productos de Severiano mientras él afina algunos detalles de los mismos. Él casi no se da cuenta de que lo observan cuando circulan. Apenas en un par de ocasiones se percata y devuelve la mirada.

Precisa que los precios que ofrece son menores a los que la gente encuentra en las tiendas. Así tiene que vender, pues la competencia es mucha y las ventas, añade, son escasas.

Severiano ofrece un plus, pues si el cliente lo desea le puede barnizar su producto al gusto, algo que en las tiendas no se puede por tener un stock de mercancía hecha de manera industrial, mientras que las piezas del veterano carpintero son artesanales, son hechas a mano, ninguna es igual a otra.

Puntualiza que la carpintería es un oficio muy bonito, el único que sabe, y que a estas alturas de su vida, con más de 50 años de edad, tiene que seguir ejerciendo. “A eso nos dedicamos, eso aprendimos”, añade.

Poco tiempo después, una mujer en una camioneta roja se acerca hasta donde está Severiano. Le compra una base para cama de tamaño matrimonial. El carpintero lleva hasta su camioneta la base. Seguirá al vehículo rojo de la clienta, para hacer la entrega a domicilio.

El día ha valido la pena. Logra una venta más, que para estos días de la pandemia de Covid, para Severiano y otros comerciantes afectados por el confinamiento y la crisis económica que causó, es un triunfo.

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