Alimentar a las aves es una de las actividades favoritas de José Martín Pérez, pajarero desde hace 35 años, incluso —comparte— convivir con los pájaros se ha convertido en una actividad antiestrés para el hombre de 58 años.

“En sí (lo que más disfruta de su oficio), el trato que le doy a los animalitos, que los atiendo, les pongo su agüita, su comida, es un desestrés para mí, lo tomo como una actividad para desestresarme porque me gusta”, señala.

Su incursión  fue cuando se casó con Isabel Martínez, quien es “pajarera de cuna”, a este matrimonio le anteceden ya varias generaciones de pajareros, un oficio que heredaron de los padres de Isabel.

 “Ya es una tradición, en sí de mi esposa y de mis suegros, mis suegros son los reales pajareros, de ahí viene siendo tradición de los hijos y algunos de los nietos. (…) A mí me llamó la atención meterme a esto porque me gustan los animalitos, me gustan las aves, como mi esposa se dedica a esto me dice: vente, acompáñame; y sobre el acompañamiento de ahí ya me nació el ser vendedor de las aves”, comenta el hombre.

Pajarero, un oficio que ayuda a atacar el estrés
Pajarero, un oficio que ayuda a atacar el estrés

Así como diversos giros de negocios, la pandemia por Covid-19 también trajo para ellos una caída en sus ventas, desembocando en una recuperación económica que aún podría llevar tiempo, señala José Martín.

 “La verdad puedo decir que estamos empezando de cero, porque ahorita con esto de la pandemia nos restringieron aquí las ventas, estuvimos ausentes un tiempo, en lo que supuestamente pasaba la pandemia y ¿cuál?, sigue poco (el Covid), pero sigue”, refiere al hablar del impacto que les ha dejado la emergencia sanitaria.

Sus ventas, asegura, son bajas, aunque en otros años esta era una temporada positiva para ellos, actualmente no pueden decir lo mismo.

“Las ventas la verdad están bajas, aunque sea temporada para nosotros, en otros años anteriores en que era temporada buena en estos momentos, pues no se puede decir porque no hay ventas, está muy bajo”.

Recuerda aquellos momentos en los que la contingencia sanitaria y las restricciones de movilidad los obligaron a detener sus actividades laborales, derivando en que sus ventas fueran nulas.

“Para nosotros, como vendedores, fue un tiempo de más de un año con  0% en ventas, porque no pudimos salir a trabajar, las autoridades nos retiraron por lo mismo de la pandemia y es entendible. La verdad nos va a costar un rato, en lo que se normaliza eso, todavía mucha gente no sale, yo pienso que sí  tardarán en regularizarse las ventas normales”, comparte.

Con 35 años de respaldo 

En estas más de tres décadas de pajarero, José Martín ha forjado clientes, que lo recomiendan y que ya conocen su ubicación en este emblemático mercado: entre las calles Gutiérrez Nájera y 15 de Mayo, en uno de los accesos del mercado donde tradicionalmente se instalan diversos pajareros.

“Aquí estamos establecidos, somos de antaño, de altísimos años atrás, aquí con toda la confianza del mundo que vengan a comprar un ave, aves de cautiverio en buen estado y con la confianza del mundo, que vengan aquí, por aquí los esperamos. Hay mucha gente que nos recomienda, sí somos muy recomendados, por la honestidad que uno tiene aquí”, señala.

José Martín recuerda que sus suegros comenzaron en esta andanza desde tiempo atrás, cuando incluso el actual mercado Josefa Ortiz de Domínguez, La Cruz, se instalaba en la explanada del Templo de La Cruz, en el centro de la capital de Querétaro.

“Aquí tenemos añísimos, desde que estaba el mercado de La Cruz enfrente de la Iglesia”, recuerda José Martín.  
Canarios, ninfas agapornis, gorrioncitos, periquitos de Australia, son algunas de las aves que comercializa José y con las que convive a diario.

 “Pues sí, lo que pasa es que luego sí nos encariñamos con un ave, pero entra la necesidad y la verdad lo tenemos que vender”, agrega.

Termina la charla con José Martín y de pronto llega María del Carmen, su suegra y madre de Isabel; la longeva mujer llega a su establecimiento, ella recuerda cuando junto con su esposo comenzaron a dedicarse a este oficio.

Entre pláticas, refieren que los pajareros están ávidos por retomar la tradicional peregrinación al Templo de La Cruz, la cual no se realizó en los últimos dos años, debido a la contingencia sanitaria; esperan que este año puedan retomarla, luego de la última edición que se llevó a cabo en 2019.

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