Por la mañana, cuando se conectó la maestra Ana [directora de una escuela] a su sesión de Zoom, todos sus alumnos estaban atentos, pero algo sucedía que no se escuchaba, por fin logró activar el micrófono, pero después ya no se veía, quiso compartir pantalla y terminó por desconectarse, minutos después logró entrar a la sesión y lo primero que dijo fue “discúlpenme, es que soy muy nueva en esto, nunca lo había hecho, y créanme que en la Escuela Normal, nunca nos lo enseñaron, no estamos preparados para esto’.

En el siglo 21 hay una nueva generación de docentes que podrían ser incluidos en el término que Marc Prensky —escritor y especialista en educación— acuñó hace varios años para catalogar a quienes dominan la tecnología: nativos digitales.

Sin duda la pandemia ha permitido que los maestros evolucionen de ser presenciales a ser virtuales.

La docente Magdalena Ramos se ha tenido que adaptar a las nuevas necesidades de los alumnos porque de impartir sus clases de manera presencial ahora desempeña su trabajo de forma virtual.

Para ella, esta modalidad ha sido una oportunidad de combinar su rol de madre, profesionista y maestra.

Maestra 24-7

Magda es madre de dos niñas, comunicóloga de formación profesional y docente en una universidad con presencia a nivel nacional; su trabajo como maestra en línea le permite llevar a cabo los otros dos roles, pero principalmente el de madre.

No tiene que salir a una hora específica, tampoco trasladarse a un lugar en especial, y eso le permite estar en casa con sus hijas y esposo y tener tiempo para sí misma.

La flexibilidad de horario es lo que actualmente muchos docentes buscan, pero tiene una ligera desventaja, el papel de maestra no acaba en todo el día y combinarlo con el rol de mamá resulta...“al principio un caos, porque cuando tienes un niño casi de preescolar y otra de secundaria se vuelve una carrera, porque cuando eres maestro presencial preparas tu clase, vas al salón, das tu clase, la terminas y con toda seguridad llegas a casa a calificar y ya, pero el trabajo en línea es 24-7; tiene dos partes, una es la bondad de que tienes el tiempo de revisar, calificar en cualquier ratito que tienes libre, el problema es que ese ratito libre, donde te puedes concentrar y darle su atención al alumno, es cuando no hay ruido, no hay caos, pero ese momento es cuando todos están dormidos, entonces el maestro online termina siendo una especie de zombie trasnochador y es que no puedo dejar la parte de ser mamá”, relata.

Cuenta que dejó su trabajo de tiempo completo, porque en esa rutina no había tiempo para ella y su familia, y aunque debe de usar los domingos para planear sus clases, prefiere cambiarlo por el resto de la semana para estar con ellos.

Maestros y alumnos sin rostro

Las aulas virtuales, espacios en alguna plataforma en internet que permite el acceso a los contenidos de las clases, han hecho que de verse las caras en una aula convencional ahora ni alumnos ni maestros tengan rostro.

“Los últimos tres años en los que he estado trabajando en esta modalidad, nunca nos hemos visto (...), es un periodo corto, son sólo siete semanas, entonces no hay tiempo para interactuar con el alumno” relata Magda.

Pero aunque no haya rostros, Magda dice que esta evolución de dar clase presencial a virtual ha sido un crecimiento personal y profesional. “Es muy enriquecedor porque tienes que enfocarte en el fondo de la clase y te olvidas un poco de la forma, porque cuando estás en un salón de clases hay muchas distracciones, en cambio en el modelo online te tienes que concentrar en desarrollar contenidos para que se centren en el fondo de la materia”.

Es por eso que debe de ser muy creativa para encontrar el modo de interactuar con sus alumnos, por lo que hace uso de plataformas digitales en las que se hacen actividades interactivas donde comparten opiniones y se hacen test en tiempo real, presentaciones con diseños de fácil lectura, grabar audios, y toda una serie de herramientas que existen hoy.

Los alumnos son los mismos

“Al dar clase en un entorno virtual a alumnos que en su mayoría son adultos y con trabajos estables en diversos puestos, en clase regresan al papel de alumnos, no hay profesionistas, por lo que vuelven los pretextos y, en algunos casos, hasta la irresponsabilidad al momento de entregar trabajos”, dice

Magda asegura que no importa el papel del estudiante en su vida laboral, porque al momento de estar en clase, todos los alumnos, son iguales.

Es ahí donde cambia la manera de exigir la disciplina y la responsabilidad, pues Magda asegura que si no se mantiene un rigor, será difícil que logren el objetivo de terminar la carrera, y es ahí donde al maestro ya no le corresponde exigir.

Es donde Magda y muchos otros docentes online ven su triunfo, cuando tras noches de desvelo, presiones y conflictos, ven logrado su objetivo, ayudar a otros a cumplir el sueño de una carrera profesional, con eso, dice, “mi trabajo como maestra está hecho”.

Google News

TEMAS RELACIONADOS