César Abel Reyes y su familia descansan después de estar toda la mañana en el crucero de avenida Universidad y Bernardo Quintana. Ahí solicitan el apoyo de los queretanos para poder subsistir. Originario de La Ceiba, departamento de Atlántida, en Honduras, César dice que están en trámites migratorios para resistir legalmente en el país. Quiere que sus dos hijos tengan una buena educación, “como cualquier niño queretano”, pues ve que en la entidad los servicios educativos son buenos y desea darles un mejor futuro.

César, junto con su esposa, su cuñada y su hija menor se preparan para comprar algo de comer con el dinero que lograron reunir durante la mañana. El calor comienza a ser mucho más intenso y el hombre dice que la pequeña, está enferma de la garganta.

Migrar con la esperanza de empezar de nuevo
Migrar con la esperanza de empezar de nuevo

Narra que de recorrer México tienen dos meses y medio. En Querétaro tienen apenas mes y medio. “Queremos que nuestros hijos (de nueve y 13 años) estudien acá y puedan llevar una vida más estable. Estamos cansados de caminar, ya no queremos seguir con esta travesía”.

Explica que salieron de su país porque la situación política es complicada. Hubo elecciones y el actual presidente se reeligió de manera sospechosa, reprimiendo luego a los opositores, por lo que las condiciones sociales de Honduras son adversas.

“Se vive una situación difícil con el gobierno. La falta de empleo, la inseguridad que tenemos allá, y todos esos factores nos obligan a muchos a salir del país. El presidente que está ya no lo queremos. Votamos por otra persona. Está igual que Nicolás Maduro, en Venezuela, que no quiere soltar la casa presidencial y explota al pueblo”.

La esposa de César camina entre los coches con una cartulina, en la que se puede leer que buscan el apoyo económico mientras arreglan su situación migratoria, para poder buscar un empleo formal que les permita empezar una nueva vida en México, y en especial en Querétaro.

César es conductor de camiones, “aquí he escuchado que les dicen torton. Yo soy chofer, pero a raíz de todo lo que ha estado pasando, hay muchos empresarios que han cerrado sus empresas, hemos quedado muchos sin empleo, y con familia uno tiene que salir a buscarle por otro lado”.

Comenta que el camino desde su país hasta México ha sido tortuoso. Venían en caravana, pidiendo “raite”, con hambre y frío, pero agradece que están en México, donde se separaron de la caravana que salió de su país meses atrás, decidiendo quedarse en el país, para poder llevar una vida estable.

Señala que uno de los factores por el cual determinaron quedarse en el centro del país fue ver la situación tensa que se vive en la frontera con Estados Unidos, donde el gobierno de aquel país cerró fronteras a los migrantes que integraban la primera caravana.

“Otra cosa que me puse a analizar fue que miro un mejor estilo de vida aquí. Veo que México es un país más desarrollado que nuestro país en lo que es el estudio. Observo a los niños cuando van a la escuela y los veo mejor.

Platiqué con mi pareja y tomamos la decisión. Queremos establecernos acá y que nuestros hijos estudien acá”, subraya.

Apunta que ya iniciaron su trámite para tener un estatus migratorio legal ante las autoridades correspondientes, donde tienen que ir a firmar cada semana. Añade que como han visto el interés que tienen en quedarse a radicar legalmente en México, espera que su proceso sea más rápido.

Precisa que se han acercado a solicitar apoyo al Centro de Apoyo Marista al Migrante (CAMMI). “Al principio, cuando llegamos, nos quedábamos en un albergue que está por un parque que se llama Guerrero (jardín Guerrero). Ahorita ya conseguimos un cuartito por un lugar que se llama Miranda, algo cómodo, el señor algo considerado, nos lo rentó a un precio cómodo, y estamos tratando de empezar una vida aquí. La verdad, ahorita no tenemos nada, pero estamos empezando”.

Añade que encontrar un empleo en México, sin tener los papeles migratorios correspondientes es complicado, pues para todo les piden papeles, y cuando no se tienen documentos y se consigue empleo, lo que le ha pasado, cuando le pagan reciben un menor salario al acordado, quedando atrás el salario que se había negociado con el patrón.

Cuando eso ha pasado le dicen que aunque se queje nadie le hará caso, pues es migrante ilegal. “Ya me pasó una vez eso. Lo importante es llevar una vida estable. Ya con mi permiso, primeramente, espero encontrar un trabajo más adelante. Tal vez de chofer”.

Hay personas que a uno lo ofenden, pero no saben ellos cuál es la situación que uno ha vivido en su país. Yo tenía un buen trabajo, pero por la situación tuvimos que empezar a vender cosas para pagar la renta hasta quedarnos sin nada”.

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