Llegan poco a poco hasta el centro de La Cañada, luego de comenzar su recorrido en la iglesia de Hércules. Su destino es algunas de las comunidades de El Marqués cercanas, como Saldarriaga. Son una decena de ciclistas de Hércules Bike, quienes recorren durante las tardes-noches ambas localidades.

Desde hace un año los ciclistas se reúnen para rodar, a pesar de la pandemia. Para ello, conservan la sana distancia y llevan cubrebocas. Muchos de los participantes son menores de edad, aunque van acompañados de adultos que los cuidan durante el camino.

Se reúnen, son una decena que deciden salir a las calles, las hacen suyas en la noche, cuando la actividad desciende y el tránsito disminuye, haciendo más seguro su recorrido.

“Salimos del templo de Hércules a Saldarriaga y de ahí a diferentes puntos. Por ejemplo, El Conejo, que es una comunidad, a Ciudad Maderas, Zibatá, Zakia”, explica Mireya Moya, quien participa en la rodada.

Los ciclistas hacen una pausa a un costado del templo de San Pedro y San Pablo, en el centro de La Cañada. Se toman un tiempo para descansar, para intercambiar impresiones y planear el resto del recorrido. La caravana de ciclistas llena de vida la noche marquesina, sus risas y charlas se escuchan en las calles semivacías del lugar. Para ellos es buen momento para salir.

Mireya señala que en el grupo son alrededor de 45 integrantes, pero a veces son menos o más quienes se unen a las rodadas.

Indica que se reúnen por las tardes, en un ambiente familiar, donde tanto niños como adultos pueden convivir y hacer ejercicio, además de conocer los alrededores de la ciudad de Querétaro de una manera única.

“Es un ambiente familiar, en donde participan, la mayoría de las veces, los hijos, papá y mamá, y eso es lo que buscamos. Pretendemos que los jóvenes de ahora se quiten de andar por ahí, y anden como el chico de 13 años, Gael, que nos sigue con mucho entusiasmo”, comenta.

Gael la escucha a unos metros y sonríe, toma la bicicleta y se acomoda, mientras espera el momento de continuar.

En tanto, otro ciclista muestra sus habilidades, al descender por las escaleras que comunican la avenida Emiliano Zapata con la plaza de San Pedro. Es ovacionado por sus compañeros, por su habilidad con el vehículo de dos ruedas. Sube una vez más hacia la avenida, y vuelve a repetir el descenso. El dominio de la bicicleta es sobresaliente.

Agrega que uno de los propósitos del grupo es también fomentar el uso de la bicicleta, sobre todo en un ambiente familiar y de camaradería.

Precisa que la edad de los ciclistas es variada, hay niños de ocho, nueve años, y adultos. A padres e hijos los unen el amor a la bicicleta.

Sin embargo, dice que no todo es “miel sobre hojuelas”, pues padecen la falta de respeto de algunos automovilistas.

“No tienen educación vial. Nos falta eso. La calle Avenida del Ferrocarril se supone que está designada para que se tenga preferencia a la bicicleta, pero aún así nos hemos enfrentado con riesgos, en donde no respetan [los automovilistas]. Se desesperan al ir a una cierta velocidad, quieren rebasar y luego provocan algunos detalles. La gente no sabe esperar y no sabe respetar”, precisa la joven.

Añade que en muchas ocasiones tampoco son respetados por los motociclistas, en ocasiones pasan muy cerca de ellos y por la misma velocidad y el desplazamiento del aire, los ponen en riesgo.

"Lo único que importa es rodar, sentir el aire de la carretera en el rostro"
"Lo único que importa es rodar, sentir el aire de la carretera en el rostro"

Dice que lo único que se necesita para salir a rodar con ellos, además de la bicicleta, son muchas ganas y energías para rodar, sin importar que no se viva o sea originario de Hércules.

“Tenemos familias de La Cruz, de Satélite, que vienen y se integran”, dice.

Agrega que llegan a tener rodadas a San Miguel de Allende, Guanajuato. Para éstas llevan “barredoras” que los cuidan durante el recorrido, pues también en al ser de “largo alcance” participan menores de edad.

Destaca que salir en caravana en bicicleta es una de las actividades permitidas durante la emergencia sanitaria por el virus SARS CoV-2, pues está garantizada la sana distancia entre ciclistas, el uso de cubrebocas y llevar gel antibacterial.

“Es muy agradable rodar. Te desestresas, te diviertes y haces ejercicio. Cada viernes acudimos a la cerrada de carretera que se hace en El Marqués. El municipio nos invita a esa rodada, en donde van en patines, caminando, corriendo, en bicicleta”, precisa Mireya.

Antes de partir, el grupo posa para las fotografías del recuerdo. Se entusiasman con la idea de inmortalizar esa tarde de primavera. Niños y adultos montan en sus bicis y se comienzan a organizar para salir a su destino, mientras de fondo se escuchan los cohetones que se hacen explotar en La Cañada.

Eso es lo de menos. En este momento lo único que importa es rodar, sentir el aire de la carretera en el rostro. Después de más de un año de cuarentena y aislamiento, esa sensación es un bálsamo para los ciclistas.

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