La carpa ya está instalada en la entrada de Santiago Mexquititlán, municipio de Amealco de Bonfil. El circo llega hasta esta localidad. Alix Gerardo Ríos explica que viven tiempos difíciles, pues en muchas ocasiones la gente prefiere comprarse una caguama que llevar a la familia a ver un espectáculo como este.

En un terreno cubierto de hierba, en la entrada de la comunidad, Alix explica que en las poblaciones pequeñas montan una carpa sencilla, pues se presentan apenas cuatro o cinco días a lo mucho y deben de seguir su camino hacia otros sitios.

“No vale la pena levantar una gran carpa si sólo vamos a estar unos cuantos días”, dice.

Los trabajos para montar el circo están por terminar. Falta colocar en forma la pista. Las gradas, formadas por tablas, ya están en su lugar.

Orquídea Janet, hermana de Alix escucha música en un reproductor, mientras sus sobrinos juegan a un costado de las gradas, dentro de la carpa. Yadhira, esposa de Alix lleva a un pequeño en una cuna portátil que coloca en el centro de la pista.

Comenta que es complicado viajar con el circo de un lado a otro, pues los problemas de inseguridad y la incomprensión de la gente suelen ser parte de su día a día. Señala que el día que llegaron a Santiago pasaron unas personas y los insultaron, “siempre ha sido así la vida”.

Narra que ya son la sexta generación de cirqueros en su familia, “toda mi vida he estado en el circo. Mi papá ha estado toda la vida en el circo, prácticamente no tenemos un lugar estable donde vivir.

“Nosotros andamos en toda la República, casi de frontera a frontera. Ahorita nos permiten estar aquí. Hemos andado en Chihuahua, Durango, Zacatecas, Aguascalientes, prácticamente en todo el país”, indica.

La vida en el circo es dura, pues cuando les toca el tiempo de aire, éste les derriba la carpa y, dice, es triste estar recogiendo todo del suelo. También los accidentes en el trapecio son cosas con las que tienen que vivir.

Narra que su hermano, también dedicado al circo, tuvo un accidente del trapecio, durando más de cuatro meses estuvo convaleciente en cama. Cuando se levantó pasó otros tres meses en recuperación.

Apunta que con el circo viajan por lo regular ocho adultos, además de seis niños, con los que van de comunidad en comunidad.

Buscan tranquilidad

La gente que pasa a la orilla de la carretera mira con curiosidad la carpa y las casas rodantes que están en el descampado, junto a una miscelánea que además ofrece cazuelas de barro.

Es la primera vez que se instalan en Querétaro y en la zona de Amealco, Orquídea dice que agarran una ruta y buscan los lugares donde esté tranquilo. “Ahorita es lo que buscamos [la tranquilidad], no que nos vaya bien, sino por donde esté más tranquilo, que uno pueda sacar para la gasolina, las comidas y seguir adelante. No buscamos donde sacar bastante, sino donde esté más tranquilo, porque esta es la vida de uno, es lo que nos gusta y es en lo que andamos”.

Alix hace de todo en el circo. Es mago, trapecista, malabarista, cómico. Presenta muchos actos, al igual que Orquídea, quien además de trapecista es contorsionista y presenta un número con aros hula hula. Su hermano es el payaso del circo.

Dice que la respuesta de la gente de las comunidades en las que se presentan es variada, pues como hay gente a la que le gusta acudir a estos espectáculos, hay quienes “prefieren irse a comprar una caguama que venir a divertirse sanamente con la familia. Hay veces que nos toca gente que no les gusta divertirse sanamente”.

Sin animales bajó el interés

Alix comenta que la prohibición de tener animales en los circos afectó mucho las entradas, pues a gran parte de la gente le gustaba ver a los animales en las pistas. En su caso, ellos llevaban animales que a veces en las comunidades los niños y los adultos no conocían y les daba gusto llevar estos ejemplares. Los animales que usaban no eran de garra, se trataba principalmente de ponys, chivos enanos, incluso, un cebú enano, pues señala que otros animales eran más peligrosos.

Alix y Orquídea ensayan parte de sus rutinas en la pista. Él, con destreza sube al trapecio, hace algunos movimientos y luego invita a su hermana a subir. Juntos realizan una breve rutina.

Ambos dicen que tratan de hacer rutinas diferentes para que el público no se aburra y piense que siempre verá el mismo espectáculo. “Hay que cambiar para que la gente se divierta con la función”, dice Orquídea, mientras toma los hula hula y comienza a pasarlos por todo su cuerpo.

La joven sonríe cuando al terminar su rutina los presentes aplauden su acto. Agrega que aunque no son los artistas más profesionales siempre tratan de brindar funciones de calidad, con números novedosos y diferentes, para el goce de chicos y grandes.

La familia Ríos y el circo Reyli siguen con sus preparativos para la función de debut en Santiago Mexquititlán.

Yadhira observa la mesa donde está la comida que cocinará en unos minutos, mientras que Alix comenta que aún falta terminar de colocar la pista en el centro de la carpa. Las bocinas para el espectáculo ya están instaladas. Los aros de Orquídea ya se encuentran en su lugar.

Todos lucen relajados, esperando que los habitantes de la comunidad acudan a ver sus números y salgan satisfechos con el espectáculo que ofrecerán.

Google News

TEMAS RELACIONADOS