Eólica es una editorial que desde 2010 nace como un entusiasta proyecto de egresados de la Facultad de Bellas Artes de la UAQ, con el interés de dar a conocer el trabajo de los artistas como exposiciones y catálogos de obra. La primera publicación fue sobre la elaboración del vino, con una suma de esfuerzos entre diseñadores y académicos.

Jorge Rodríguez, director del proyecto, conversa con EL UNIVERSAL. Afirma que la pandemia pegó en la parte económica y en los procesos, al no ser una editorial que publique con periodicidad. “Yo creo [que con la crisis del Covid] vamos a tener que reducir los procesos editoriales, pero es una oportunidad de replantearnos y esta situación nos ha permitido ponernos al corriente de una vorágine externa que nos estaba demandando demasiado.

“No digo que sea algo bueno [la pandemia], pero como editorial tenemos mucha ventaja porque los libros son atemporales y no nos permite entrar en el juego de lo inmediato. Quizás vamos a reducir [los tirajes], pero tenemos que pensar en algo novedoso, y ver qué pasa con las plataformas virtuales. Las personas seguirán adquiriendo libros, no tengo duda de eso. La editorial no va a cerrar, no va a parar porque contenidos siempre va a haber.

“Me siento honrado de haber vivido en esta época. A la vuelta de los años se va a escribir de cómo las editoriales estuvieron a pesar de ello. Podremos hacer un análisis de lo que vamos a publicar y bajo qué circunstancias. No sólo imprimimos y vendemos libros, el hecho de generar contenidos culturales nos ha abierto puertas para poder hacer libros”, abunda.

El público sigue reaccionando al libro

Rodríguez confiesa que “la venta de libros no es la principal fuente de ingresos de la editorial, teniendo en cuenta que la venta de libros es precaria y lo vemos con los compañeros libreros. Hay librerías que han cerrado u otras que venden cualquier tipo de línea editorial para sobrevivir. Como editoriales, tenemos que buscar nuevas estrategias.

“El mercado como tal ahí está, pero la manera en la que vas a llegar a él se debe replantear. Antes trabajábamos para este público pasivo, ahora vamos a llevar este material y el proceso [de producción y distribución] quizás va a dar una nueva forma de publicar libros: por pedido; [la pandemia] trajo el pretexto para que se haga ahora de esa manera. Es una gran estrategia pero nos requiere cambiar el chip a nosotros y educar al público, hacerlo”.

Agrega: “vemos que hay interés por adquirir productos locales hechos a mano”. Eólica trabaja en coediciones con universidades como la Anáhuac y la UAQ.

La editorial ha dedicado su trabajo a la difusión y, sobre todo, a la dignificación de contenidos que son las humanidades. Actualmente se encuentran trabajando con la lengua otomí, lo que les posibilita identificarse y crear identidad con la sociedad. Y aunque no son escritores de carrera, los colaboradores, que en su mayoría son artistas visuales, se han apoyado en un pilar como lo es las visualidades.

Lo que les ha permitido manejarse con más soltura y con narrativas visuales con atrevimientos y licencias editoriales valientes. Ejemplo de ello es la revista Mimus, que puede ser también libro catálogo de obra, de publicación académica y que juega con formatos, diseños y se vuelve como un escaparate para ejercicios visuales.

Libros por pedidos, un giro editorial tras Covid
Libros por pedidos, un giro editorial tras Covid

Eólica tiene en puerta publicar para cerrar el año el número 3 de su revista Mimus, cuadernillos coloreables y continuarán con el sello editorial Eólica Académica, que son las coediciones con universidades, sin olvidar que para los interesados pueden realizar prácticas profesionales y servicio social en la editorial queretana.

Plantea que han detectado que sus publicaciones son para públicos que no han sido atendidos. De los niños, que son lectores entre los ocho y 12 años, han tenido buena respuesta con el libro Caza Tlaloques o los cuadernillos coloreables.

A decir de Rodríguez, los autores pueden acercarse para ser publicados de dos maneras; por una parte los proyectos editoriales en los cuales salen a la búsqueda de los autores; por ejemplo, en el libro Letras Capitulares, donde hubo la inquietud de dar a conocer contenidos de la biblioteca conventual del Museo Regional, la participación fue multidisciplinar.

Rodríguez comparte que “solemos hacer proyectos culturales que detonan en publicación”. Mimus Polyglotos “es una plataforma para artistas emergentes y consolidados que si bien no tiene una periodicidad rigurosa, es una producción más directa con la que se tiene contacto con los autores locales en donde se publica cuento, poesía, ensayo y portafolios a partir de convocatorias”. La publicación número tres, sin embargo, se pospuso por la pandemia.

Las nuevas plataformas de lectura

La idea es una editorial que sigue apostando al libro físico, pero no desdeña explorar las versiones online, menciona Jorge Rodríguez, quien reconoce las ventajas que tienen estas nuevas herramientas. “La tecnología tiene los beneficios de llegar a mayor cantidad de personas; los cuadernillos coloreables vieron los efectos de las tecnologías. Ya que una convocatoria a nivel Querétaro se extendió con las redes sociales y participaron al final autores de Guadalajara y la Ciudad de México.

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