El conductor de un sedán gris obstruye la circulación en el retorno de 5 de Febrero y Universidad. Abigaíl García Acosta, agente de Movilidad, le indica que avance, pero el conductor no lo hace. Después de unos segundos avanza, baja el vidrio del lado derecho y le dice algo. Abigaíl le conmina a avanzar, pero de niega. Llega Óscar Israel Hernández Silva, compañero de Abigaíl y le indica que debe avanzar. A regañadientes el conductor acelera y da la vuelta. Son las cosas que deben enfrentar día a día en su trabajo. Hace falta más educación vial, coinciden ambos agentes.

Abigaíl, de 23 años de edad y dos de agente de Movilidad, explica que la problemática en la ciudad de Querétaro fue la razón por la que se interesó en este trabajo, pues está convencida de que se debe de hacer algo para resolver tales problemas.

“Creo que somos base fundamental para la solución a la problemática que tenemos ya en Querétaro”, indica, al tiempo que explica que se enteró a través de la Secretaría de Seguridad Pública cuando inició el proyecto, por lo que decidió acudir e iniciar con la capacitación, que es prácticamente igual que la de un policía aunque tienen funciones diferentes.

Explica que sus funciones son esencialmente la vialidad, la seguridad de peatones, ciclistas, así como apoyo a la circulación, aunque a veces eso signifique que uno que otro ciudadano se moleste por su trabajo.

“No es de vez en cuando. Es de todos los días que el ciudadano comúnmente, más de respetar una indicación se molesta, precisamente porque no tiene la educación vial que es necesaria. Dicen porqué se me pone enfrente, porqué me para, tú quién eres, porqué lo haces. No debería ser así, porque precisamente estamos como apoyo”, abunda.

Precisa que muchas ocasiones los ciudadanos no saben cuáles son sus responsabilidades cuando están en la calle, ya sea automovilistas o peatones, eso es lo que falta para mejorar la movilidad en la ciudad de Querétaro. “Todos debemos tener conocimiento del Reglamento de Movilidad y Tránsito de Querétaro. Eso hace que cometamos muchos errores”.

Abigaíl, madre de un niño de cuatro años de edad, no puede contener las lágrimas cuando recuerda que su familia le apoya y le dice que el trabajo es complicado. Un chico es su motivación para salir ocho horas a las calles, rolar turnos y a veces trabajar los fines de semana, cuando así lo amerita la situación.

Dice que lo que más le gusta de su trabajo es “poner mi granito de arena para mejorar a Querétaro. Eso es lo que más me gusta. Eres como un maestro, le puedes enseñar a la ciudadanía a ser mejor. Siento que aporto para un mundo y una ciudad mejor. Eso es lo que me gusta de mi trabajo”.

La joven dice que le gusta su trabajo, aunque también le gustaría estudiar la carrera de Derecho y forjarse un mejor futuro.

Óscar escucha a su compañera. Al igual que Abigaíl, está por cumplir dos años en el grupo. Se enteró por la convocatoria lanzada en 2017. “Fui de los elegidos para entrar y se nos hizo una academia, con todo el marco teórico de vialidad, Reglamento de Tránsito, Código Penal, Ley de Tránsito, capacitación física, entre otras materias.

Comenta que mucha gente no atiende las indicaciones viales, porque desconoce las reglas de vialidad, además de que muchos conductores siempre quieren tener la preferencia sobre otras personas.

En su experiencia, dice que las zonas más detectables con problemas viales son Bernardo Quintana, 5 de Febrero, Carrillo, así como las bahías de paradas de transporte de pasajeros, en 5 de Febrero.

Dice que su jornada laboral inicia muy temprano cuando le corresponde trabajar en la mañana. Lo primero que debe de hacer es limpiar y revisar su unidad, una motocicleta en la que se desplaza para vigilar diferentes zonas de la capital queretana, observando que los semáforos funcionen, que la señalética esté en buenas condiciones y no haya nada que afecte el libre circulación en las avenidas queretanas. También, indica, retiran autos en doble fila, aunque antes de infraccionar a los automovilistas, los exhortan a retirarse.

Sin embargo, menciona que es recurrente que haya personas que no acaten la orden, pero se les hace notar están violando el Reglamento de Tránsito, y mucha gente acaba obedeciendo la orden del agente.

En lo personal, Óscar dice que es orgullo de sus hijas, de nueve y cinco años de edad. “Les he inculcado mucho la figura de la autoridad y entonces para ella, no sé si me equivoque, pero soy un orgullo para ellas. Cuando llego descanso y las veo se ponen a jugar conmigo al agente de Movilidad, agarran mi chaleco reflejante, el silbato. Es una interacción muy buena” menciona el agente.

“Es algo que se debería hacer en general, no solamente con nuestros hijos. También se debe de hacer a nivel de escuelas, para tener la participación ciudadana con la Secretaría de Movilidad, de Seguridad Pública, así como otras dependencias, para enseñarles a los menores la cultura vial”, asegura.

Óscar es optimista con su futuro. Estudia Fisioterapia y Rehabilitación Deportiva, contando con el apoyo de la Secretaría de Movilidad. “Me veo como supervisor, como encargado de alguna cédula, director, o porqué no, como secretario de Movilidad”.

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