María Diana Lorena Rubio Navarro, con más de 15 años de trayectoria como docente en Querétaro, ganó el premio Docentes Extraordinarios: National Teacher Prize 2020, que la convierte en la mejor maestra del país.

Esta convocatoria, creada por Movimiento STEAM y en la que participaron más de 3 mil maestros, busca impulsar la educación de la Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas en México.

La docente del CBTIS 118 Josefa Ortiz de Domínguez, en Corregidora, confiesa que ganar la tomó por sorpresa, pero al mismo tiempo la llenó de orgullo, pues en su trayectoria como maestra ha comprobado que los profesores son pieza clave en el futuro de los niños y jóvenes del país.

Herencia familiar

Para Diana, la educación es la principal herencia familiar y, de hecho, el amor por la escuela y los salones de clase proviene desde su abuela Sara Navarro, quien preocupada por la educación de sus hijos, donó un terreno de su propiedad para la construcción de una pequeña escuela pública, donde estudiaron los tíos de María Diana.

“Cuando mi mamá y mis tíos eran pequeños no había escuela en el pequeño pueblo donde vivían, entonces mi abuela donó un terreno para que construyeran ahí una pequeña escuela y sus hijos pudieran estudiar; sin embargo, mi mamá, como era la más grande, no pudo estudiar porque ella ayudaba en la casa, pero sus hermanos sí pudieron ir a clases. Tal vez por eso mi mamá siempre me decía: ‘La mejor herencia que te puedo dejar es la educación’ y eso se me quedó muy grabado”.

El gesto de su abuela Sara, al momento de donar el terreno para construir la escuela y promover la educación de los niños del pueblo, ahora rinde sus frutos, pues Diana es hoy la mejor maestra del país, según la convocatoria Docentes Extraordinarios.

Es docente investigador en ciencias experimentales de la Dirección General de Educación Tecnológica e Industrial; licenciada en Educación Física por la Escuela Normal del Estado de Querétaro; maestra en Ciencias por el Instituto de Neurobiología, y doctora en Ciencias Biomédicas.

María Diana comparte a EL UNIVERSAL Querétaro que fueron sus alumnos quienes le pidieron participar en la convocatoria y que posteriormente recibió la invitación de sus compañeros. Así fue como se decidió a participar, aunque confiesa que nunca esperó ganar.

“Uno de mis exalumnos me envió la convocatoria, me dijo: ‘Maestra, usted tiene que participar’, después de él otros dos de mis colegas me dijeron: ‘Diana, tienes que participar aquí’ y fue entonces cuando revisé la convocatoria”, comenta.

Diana obtuvo el premio por su extraordinaria capacidad para motivar a sus alumnos en las materias de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, materias que, según Movimiento STEAM, son las menos atractivas para los estudiantes de 18 años.

Además del reconocimiento, la profesora también ganó un millón de pesos, que ha decidido invertir en materiales de estudio y equipamiento para la escuela donde labora; sin embargo, confiesa que la mayor satisfacción obtenida hasta ahora no es el dinero ni la distinción como docente extraordinaria, sino descubrir que su trabajo influye positivamente en sus alumnos.

“La mayor satisfacción es incidir positivamente en la vida de los jóvenes, saber que gracias a tu trabajo eligieron enfocarse en ciencias o tecnología. En estas áreas donde muchos de mis alumnos han competido a nivel nacional e internacional, que entiendan que las escuelas públicas son tan buenas como las privadas, que no hay ninguna diferencia. Me encanta verlos triunfar, verlos en buenos puestos de trabajo”, expresa.

Nuevo contexto

Para María Diana la contingencia sanitaria por Covid-19 transformó por completo la educación en México, y modificó drásticamente la rutina, tanto de los alumnos como de los profesores.

Aunque dice que la tecnología ha sido la principal aliada en estos momentos, también reconoce que el confinamiento social ha dejado al descubierto nuevos retos.

“Con las clases en línea veo que muchas alumnas hacen el rol de madre de familia, porque su mamá debe salir a trabajar, entonces se encargan de la casa, cocinan, ayudan a sus hermanos con la tarea y realmente es muy difícil que tengan tiempo para sus clases.

“Yo, como maestra, me doy cuenta de esa situación y tengo que apoyarlos, grabando las clases, enviándoles videos, todo lo que esté a mi alcance, porque esto no ha sido fácil para nadie. Tengo que ser empática, adaptarme al nuevo contexto de mis alumnos y asegurar el aprendizaje”, comenta la maestra.

La propia María Diana ha tenido que sumergirse por completo en aplicaciones móviles, plataformas de videoconferencias y demás herramientas tecnológicas para impartir clase a sus alumnos.

A los profesores que como ella se esfuerzan día a día por cumplir su compromiso con la educación, les pide no desistir de su valiosa aportación a través de las aulas, “no desestimamos el valor de la educación”, concluye la profesora.

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